Desde que tenemos uso de razón todos sabemos que tarde o temprano tendremos que dejar nuestra querida vida. Mayormente no tenemos prisa para hacerlo, a la mayoría morirnos no nos viene bien ni ahora ni más tarde. Procuramos no pensar que “eso” está presente a cada paso en nuestra vida y casi como que hablar de “eso” pues tampoco nos motiva. Nos da una especie de “YUYU”, sea lo que sea “eso”.
Nuestro entorno social-mediático tampoco se interesa mucho por el tema, vamos, que hablar del fin de uno mismo no es tema estrella en nuestras conversaciones. Solo se comenta el final de “otro”, mira fulanito, con lo joven que era y quién lo iba a decir, es que “nos somos nada”. Y a otra cosa mariposa, que hoy toca sidrería, pilates o ver las 50 sombras de Grey.
Y efectivamente, ante el fenómeno de la muerte somos bien poquita cosa, que sensación de impotencia tener que afrontar algo que no queremos aceptar. Como mucho, en alguna ocasión en que sale “el tema” porque es inevitable, llegamos a fantasear con la frase, “yo, que no me entere de nada”, “meterme a dormir, y no despertar”, frases parecidas expresadas desde una posición de huida, de miedo, de tratar de evitar lo inevitable.
Recientemente acudí en Donostia a una conferencia de la Asociación Derecho a Morir Dignamente en la que presentaron las principales conclusiones de una investigación sociológica sobre Las Necesidades en el Fin de la Vida. (accesible libremente en su página Web) Y es muy interesante para quien quiere afrontar el futuro con actitud proactiva, conocer que de los numerosos testimonios recogidos sobre los deseos de las personas en el trance hacia la muerte, está el de tener un final de la vida planificado y aceptado, tener una muerte consciente y apacible. Por supuesto que también el de no sufrir dolor ni sentir estar viviendo un tiempo “sin sentido”.
Las demandas de equidad y calidad en el final de la vida vienen a resumirse en tres aspectos: Cuidados Paliativos de Calidad, Atención en ayuda a Morir y la Planificación de Voluntades.
Precisamente para poder dejar constancia expresa de muestras voluntades Osakidetza ofrece como una de las opciones el DVA (Documento de Voluntades Anticipadas), documento que queda registrado en los Servicios de Osakidetza y que podemos modificarlo, sustituirlo o revocarlo voluntariamente en cualquier momento. En los talleres de Paciente Activo informamos de ello y aprovechando, “ahora que estamos bien”, lo podríamos hacer.
Más de trece mil personas lo han suscrito en los últimos once años, doble el número de mujeres que de hombres, porque hasta en eso, ellas son más mucho más “proactivas” que nosotros, los “valientes” hombres.
Anjel Iratorza (@anjelirastorza)
Pingback: Ya he firmado | Osasun Eskola Blog: Paciente Activo Paziente Bizia
Gracias Anjel por estas reflexiones y el link. Me parecen muy oportunas y una ayuda para acercarnos con ecuanimidad y madurez a lo que a todos nos espera, encontrarnos con la puerta del misterio. Y hacerlo desde nuestra confianza es mas sabio que escondernos tras nuestro miedo. Gracias por el Link y enhorabuena!
Enric
Me gustaMe gusta