Ya estamos oficialmente en verano. Una semana casi llevamos. Es frecuente que determinadas fechas las vivimos como si fueran una brecha o un límite que pasamos para entrar en otra época con características diferentes. Nos pasa semanalmente con los lunes, que los vivimos como un nuevo punto de partida. Incluso para los propósitos que nos planteamos conseguir. El verano no es ajeno a todo ello y es considerada como una época distinta, generalmente apetecible, con predominio de sentimientos positivos y ganas de disfrute provocados por la época vacacional, el sol, la mayor cantidad de horas de luz y la posibilidad de estar o hacer más actividades al aire libre.
El verano también supone muchas veces algunos cambios en nuestras rutinas y nuestros hábitos. No debería de ser así pero ocurre con frecuencia. Estos cambios también afectan a nuestra manera de cuidarnos y hay que tenerlos en cuenta. Asimismo, debemos de tener en consideración algunas recomendaciones específicas de esta época para el cuidado de nuestra salud y el control de algunas enfermedades crónicas. Aquí os contamos algunas a tener en cuenta:
La creencia más generalizada es que el verano es época en la que se come más ligero. Apetecen más alimentos como ensaladas, gazpachos, frutas, etc… Es por ello una época en la que podemos aprovechar para apuntalar la el hábito de hacer de este tipo de alimentos la base de nuestra alimentación. Sin olvidar el resto del grupo de alimentos.
Otro aspecto importante que no conviene olvidar es el de la necesidad de hidratarnos. Siempre solemos recomendar beber agua, y mantener una buena hidratación. En estos meses con más razón si cabe. Las probables altas temperaturas hacen que el riesgo de deshidratación sea mayor y con repercusiones importantes en algunas enfermedades (diabetes, enfermedades del corazón, enfermedades respiratorias, …), en algunos tratamientos, o en determinados grupos de edad como en los ancianos. Mantenernos hidratados, con agua preferentemente.
Debemos de estar precavidos con la posibilidad de que esas altas temperaturas se conviertan en algún momento del verano en excesivas. No es infrecuente padecer una ola de calor durante unos días en según que zonas. Cuando esto ocurra, además de beber líquidos, conviene aprovechar las horas del día en el que el calor menos apriete, resguardarse en casa las horas centrales del día, refrescarse con frecuencia, y estar atento a las recomendaciones que las autoridades sanitarias o el personal sanitario de referencia nos digan.
Un apunte más sobre la alimentación en verano. Como hemos dicho al principio el verano se asocia generalmente a una vida más saludable pero también es una época en la que nuestras rutinas cambian y nos relajamos en el autocuidado. Es época de fiestas, barbacoas, cerveceras, paellitas, etc….En alguna entrada de este blog ya dijimos que no está reñido cuidarse y divertirse, solo que eso no debería de significar carta blanca ni vía libre. Para todo hay un momento y una forma….adecuados.
Iñaki Etxebarria