Entre deseos, objetivos y propósitos (II)

En la entrada anterior hablábamos de los deseos que nos planteamos cuando queremos adquirir hábitos de vida mas saludables o incorporar a nuestro día a día conductas que tengan una repercusión beneficiosa sobre las enfermedades que tengamos. Hacíamos hincapié en la idea de vincular a sensaciones positivas y afectivas o emocionales aquello que nos proponemos y que en ocasiones se nos hace difícil alcanzar. Pero parece ser que los expertos en motivación dicen que eso, aunque necesario,  por si solo no es suficiente.

Los objetivos deseables se convierten en objetivos deseados y es el momento de ponernos en marcha para alcanzarlos. Una de las características que definen a las personas activas en el cuidado de su salud es la responsabilidad. La responsabilidad empieza en el momento en que aceptamos lo que nos pasa y aceptar que en el cuidado de nuestra enfermedad hay cosas que no dependen de nosotros, pero hay otras muchas que si. Se trata de gestionar y asumir éstas: lo que nosotros podemos hacer, y ser consecuentes con nuestros objetivos, (aquellos  que hemos convertido en deseados y que hemos elegido querer alcanzar.) Responsabilidad significa asumir que nosotros somos el capitán al mando de las decisiones que nos van a suponer un beneficio.

El conocimiento de lo que nos pasa, de lo que podemos hacer, la ayuda de los profesionales sanitarios, involucrar a la familia y al entorno de alguna manera, son cosas que trabajar porque en alguna medida dependen de nosotros. Cultivar la confianza en que tenemos capacidad para conseguir mejoras en esos ámbitos es otra de las actitudes que aportan beneficio. Cada paso hacia la consecución de lo que nos proponemos cuenta, aunque sea pequeño. Para algunas personas convertir este compromiso con uno mismo en un reto ayuda a aumentar la motivación para conseguirlo.

Ya tenemos las dos caras de la misma moneda: la motivación. Deseos que son objetivos deseables,  transformados en algo deseado que nos impulsa  a adoptar cambios en nuestros hábitos, y responsabilidad y compromiso con nosotros mismos para convertir el impulso en acción mantenida y gratificante. En los talleres del programa recogemos todo eso y le de damos forma para hacerlo más sencillo y más eficaz. Nos hacemos propósitos, generalmente semanales. En la próxima entrada os hablaremos de ello para cerrar esta trilogía sobre deseos, objetivos y propósitos.

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