Uno de los últimos libros que ha caído en mis manos y que me ha encantado es uno titulado “Apoderarte de tu cuerpo”, en él se hablan de la forma de ver el ejercicio y por tanto el movimiento muy muy interesantes, por eso hoy voy a lanzaros una pregunta que probablemente nos hemos hecho todos alguna vez cuando estamos haciendo ejercicio y no hay un tutor/profesor pendiente de nosotros (a veces incluso con el profesor); “¿como sabemos si lo estamos haciendo bien o no?”, es muy habitual ya que estamos entrenados en la cultura de “hacerlo bien” .
“Lo más importante es moverte, date permiso de hacerlo bien o mal, de ir a tu propio ritmo, de ser un principiante, de equivocarte, date permiso de sentir exactamente lo que estés sintiendo y estar cómodo con esa sensación, si sientes que lo estás haciendo bien, eso significa que lo estás haciendo bien. Sientas lo que sientas eso es correcto, no hay ni bien ni mal en el reino de las sensaciones, son lo que son, y lo mejor es tomarlas como vienen”, este es un enfoque que hasta entonces yo no me había planteado, no se trata de hacer “el burro”, ya que hay que obviar que no debe haber dolor, hay que dejarse llevar por ese sexto sentido llamado “intuición”, esa voz interna que pocos dejan que salga y escuchan.
Pienso que ni en el cuerpo ni en la vida suceden las cosas “de repente”. Los aconteciemientos vienen de todo un aprendizaje. Si un día amaneces con un dolor que te inmoviliza, lo más probable es que ese dolor empezara mucho antes. Primero como una pequeña incomodidad, que tal vez notaste o no. Luego eso creció y se convirtió en una pequeña molestia, que tal vez notaste o no pero no hiciste nada en ese momento para que desapareciera. La molestia siguió creciendo hasta que pasó a ser un dolor pequeño y entonces te dijiste a ti mismo: “me aguanto, no pasa nada, no es grave” y seguiste. Hasta que un día te levantaste “de repente” con un dolor enorme o sin poder moverte o con una lesión. Esta podría ser más o menos es la historia de muchos malestares. Si somos conscientes de nosotros mismos, vamos a tener la capacidad de identificar la primera incomodidad y en ese momento, hacer algo para ajustarla, aunque no nos damos tiempo para verlas y sentirlas.
A veces parece que inventamos cosas para no tener que movernos. Creemos que al no hacer determinadas actividades estamos guardando energía para realizar otras que creemos más importantes, cuando en realidad nos estancamos y perdemos energía. Mientras más nos movemos, más energía tenemos y mejor está nuestro cuerpo. El movimiento es vida. Estamos hechos para movernos y cuando dejamos de hacerlo, perdemos energía, los huesos se descalcifican y los músculos se debilitan, además de que las ideas no fluyen y las emociones se estancan.
Estar sentando en una silla por ejemplo, es una posición muy utilizada y sin embargo parece ser una de las más dañinas, pasamos más de nueve horas diarias sentados y en cuanto nos sentamos, la actividad eléctrica de los músculos se apaga, la quema de calorías disminuye, las enzimas que ayudan a quemar las grasas disminuyen, y todo esto va en aumento en función del tiempo que pasemos sentados. Además de sobrecargar de trabajo a la columna, tensamos la espalda e inmovilizamos las caderas.
Desde luego yo me apunto al movimiento, al movimiento consciente, y tu??
Ani Galende