Hace unas semanas, mientras hacía un descanso frente a la máquina de café de mi Centro de Salud, observé una escena. Una mujer sentada en una silla de espera llamó por su nombre a otra que pasaba por delante, se saludaron y la primera le dijo que recordaba que ése era un día doloroso para ella. La otra mujer le agradeció y le respondió que sí, que era un día difícil, como difícil y duro había sido el último año desde que él ya no estaba. Lo decía con expresión contenida y ojos vidriosos, hablaron brevemente, de los hijos, y de la compañía que le hacían. La primera escuchaba atenta y la segunda tras suspirar profundamente dijo que tenía que marcharse porque su hija esperaba fuera. Se despidieron, – ¡cuídate! – le comentó la primera y la otra mujer se dio la vuelta para marcharse. Apenas dio dos o tres pasos, volvió sobre sí misma, se acercó a la otra mujer y le dijo: ¿Quieres darme un abrazo? Lo necesito. La primera se incorporó, se abrazaron unos momentos, se miraron, sonrieron, le dio las gracias y se marchó.
Un abrazo
Hace dos días, en el mismo lugar, iba a entrar en la consulta y reconocí a una mujer que también había perdido hacía pocos meses a su compañero, joven, tras un proceso doloroso. Una mujer serena, con hijos adolescentes, que tiene que parecer fuerte aunque está rota por dentro. No nos veíamos desde la pérdida, nos saludamos, nos sonreímos y nos abrazamos, de forma intensa, decidída , sin dudar. Ella, imagino que permitiéndose un momento de debilidad ante mí que había la había acompañado en una parte de los duros momentos finales. Y yo, porque es difícil no corresponder a quien te vuelca sus sentimientos y porque aunque eches mano de tus propios mecanismos para seguir en el día a día, en el contacto y en el calor humano, aunque sea sin palabras, encuentras como el bálsamo con el que calmar ansiedades intensas.
Otro abrazo.
Tengo la sensación de que nos abrazamos poco o si lo hacemos, son esos abrazos de rutina, protocolarios, de celebración, en los que apenas hay contacto o es tan breve que no llegamos a sentir el calor del otro. No es necesario celebrar algo o reencontrarse con alguien para abrazarse.
Es cierto que en muchos momentos sentimos la necesidad de dar y recibir un abrazo sentido, que nos hace sentir mejor, son esos abrazos de felicidad, de apoyo, de amor, de consuelo.
Nuestro modo de vida es una fuente inagotable de stress, hay investigaciones científicas que demuestran que los beneficios de los abrazos van más allá de las emociones y que influyen directamente en nuestra salud sin importar la edad en que nos encontremos.
El contacto físico es muy importante para el desarrollo de las neuronas y para que éstas no mueran es importante estimularlas desde que empezamos a vivir. Los abrazos benefician tanto a nuestra salud física como la emocional. Cuando abrazamos liberamos stress, reducimos la ansiedad y nos inunda una sensación de confianza en nosotros mismos. Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte afirma que al abrazar a otras personas se incrementa la oxitocina , más conocida como hormona del amor, además se activa en el cerebro la liberación de serotonina y dopamina debido a que experimentamos una agradable sensación de bienestar, armonía y plenitud en el momento del abrazo. Además hay beneficios físicos como que disminuye la presión sanguínea, se fortalece el sistema inmunitario, ayuda reducir el dolor…
Conociendo estos beneficios, pensemos que nunca es tarde para empezar a abrazar o a hacerlo más a menudo, a diario. El abrazo llena de energía tanto al que lo da como al que lo recibe. No esperemos a tener que felicitar, celebrar, consolar a alguien para abrazar. Si tantos beneficios tiene el contacto físico, hagámoslo a diario. Si lo pensamos bien, (teorías o estudios aparte) y recordamos nuestras experiencias cuando hemos abrazado de forma sincera, recordaremos que nos hemos sentido, tranquilos, relajados, seguros, confortables…
Hay personas que igual tienen dificultad para el simple contacto físico y por tanto recibir un abrazo intenso puede producirles cierto rechazo; puede ser por falta de costumbre, quizás han recibido pocas muestras de amor en la infancia, quizás piensen que la demostración de contacto físico supone unos sentimientos que sobrepasan la amistad y recibir un abrazo cálido les ocasiona incomodidad, rigidez, de manera que no son capaces de devolverlo.
No os preocupéis, todo llega. Cuando se está preparado porque se conocen los beneficios y desaparecen los miedos a otras intenciones, el cuerpo se relaja y está preparado para abrazar y dejar que lo abracen.
Si quieres un abrazo, pídelo, al igual que hizo la señora que comenté al principio y si quieres darlo pide permiso, verbalmente, o a veces es suficiente un gesto o una mirada. En ocasiones al hacerlo pueden aflorar sentimientos porque se desbloquean tensiones, es normal, se puede incluso llorar, no debe avergonzarnos, y nos lo permitiremos y lo permitiremos, con tranquilidad. Otras veces pueden fluir comentarios o sonidos de alivio o placer. El abrazo puede durar mucho o poco, lo que la necesidad nos diga, y terminará cuando alguno de los dos haga un gesto que siempre comprenderemos y entonces cada uno volverá a su espacio. Finalmente, agradecemos la oportunidad que hemos tenido, por esos momentos y por los beneficios que obtenemos.
No olvides empezar a abrazar más a menudo. Los abrazos son gratis, accesibles a todo el mundo y muy saludables. ¡Ve y abraza a alguien!
Os invito a ver este video donde se habla de los beneficios de los abrazos
Elena Resines
En mi familia siempre hemos sido de abrazos de oso, de abrazos que curan, de abrazos que lo dicen todo. Según mis princesas van creciendo los abrazos se van espaciando, pero siempre siguen ahí, al acecho por si hacen falta o ¡porque sí!..
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Pingback: En directo, por favor… | Osasun Eskola Blog
Me ha gustado empezar el día con ideas tan positivas y reconfortantes. Así que , ya cuando ponga en práctica lo de abrazar…¡va a ser genial!.
Gracias por aportarnos tanto con vuestros artículos.
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Gracias Ana por tu comentario. Ahora ya sabes a poner en práctica lo de abrazar más y disfrutar de sus beneficios. Te mandamos un abrazo virtual.
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