En directo, por favor…

Os voy a contar diferentes situaciones que he vivido esta semana.

Ayer por la tarde salí a tomar algo con unos amigos. Estuvo entretenida la conversación, pero a cada duda que nos asaltaba, estábamos conectados al móvil para resolverlas. Ya las discusiones no son lo que eran, tienes toda la información que necesitas en el bolsillo.

Una amiga me contó que se había comprado ropa para una boda, y no necesitó explicarme nada, directamente me enseñó una fotografía en su móvil. A partir de ahí, comentamos las ideas para acabar de complementar su look.

Tengo otra amiga que estos días empezaba a trabajar en un comercio. Me envió fotos de los productos que vendían, así que cuando fui a visitarle, sabía ya perfectamente si había algo que me pudiera interesar.

Este miércoles, a media mañana me llegó un mensaje al móvil, del entrenador de mi hijo, mediante el cual nos comunicaba a todos los padres/ madres que se suspendía el entrenamiento de la tarde, a causa del temporal. De igual forma el día del partido, se cómo va el marcador al instante, e incluso me permito escribir mensajes de ánimo, como si los niños los pudieran recibir.

El martes tuve una conversación vía whatsapp, en la que acabe terriblemente enfadada con mi interlocutor, por un simple error de interpretación. Yo escribía las cosas en un tono diferente al que estaban siendo leídas. Todo ello nos costó malhumorarnos y tener que darnos una serie de explicaciones absurdas.

Además, no tengo la suerte de vivir cerca de mi familia, por lo que la mayoría de las veces la comunicación con ellos es telefónica. Soy muy dada a enviar imágenes, y agradezco mucho recibir las suyas. Lo entiendo como otra forma de compartir lo que estamos haciendo.

Esta semana también ha sido el cumpleaños de dos amigos. A los dos les felicite a través de Facebook. A una de ellas tuve la suerte de verle el mismo día, y poder darle dos besos en directo.

Os podría contar muchas más situaciones vividas esta misma semana de este tipo, pero acabaré contándoos la que me hizo reaccionar y reflexionar. El jueves, mi querida compañera Elena escribió un  precioso post sobre los abrazos, cosa que me encanta dar y recibir, porque soy una fiel creyente de sus beneficios. Y después de leerle y pensar en todas estas situaciones que os he descrito, me vine abajo. Solo pensaba que la propuesta de abrazarse más, me parecía terriblemente enriquecedora, pero como se puede compatibilizar con un mundo en el cada vez la comunicación es menos directa…?? Cómo puedo abrazar a alguien a través de un móvil…?? Valen igual las “cibermuestras” de cariño …?? Me mantiene igual de unida a los demás la comunicación telefónica…?? Me pierdo algo con ella…??

Reflexionar sobre las respuestas a estas preguntas y alguna más, fue lo que me hizo venirme abajo. Cuando era niña, jugaba con mis hermanos y mis primos. No necesitábamos móvil para juntarnos, sabíamos dónde encontrarnos. No había más que dos canales de televisión. El tiempo que le dedicábamos a verla era muy escaso, nos interesaba más jugar juntos. Si jugábamos a un vídeo juego era en un local, no en nuestras casas. Si nos teníamos que decir algo, lo hacíamos cuando nos veíamos. No existía la cultura de la inmediatez.

Soy consciente de que las nuevas tecnologías y las redes sociales nos aportan muchos beneficios, pero lo que no tengo tan claro, es si realmente nos acercan. No tengo dudas de mis preferencias en este sentido, me preocupa más cómo crecerá la generación que ya ha nacido inmersa en este nuevo mundo.

No sé si esto es fruto de la edad, pero lo que quiero es hablar con quien comparto espacio físico, pudiendo prescindir del móvil. Ver la cara de las personas con las que hablo y poder mirarles a los ojos. Así que he decidido que quiero que en mi vida haya más «directos»…!! Espero q os guste el vídeo.

 

 

Bego Belarra

2 responses

  1. Hola Bego, en mi opinión y experiencia personal, las redes sociales, los medios de comunicación actuales, sean el teléfono, la videoconferencia, audioconferencia, mensajería online, envío y recepción de fotos y vídeos son un canal más a sumar a los que ya disponíamos (radio, TV, prensa, plaza, bar, …). Lo importante es ser consciente de que no son el único canal ni que tiene por qué ser el canal elegido por las personas con las que quiero comunicar. Yo estoy intentando establecer una conversación contigo ahora mismo a través de un comentario en tu post. El tono del mensaje se puede convertir en un abrazo virtual tanto o más reconfortante que ese abrazo fingido de esa persona a quien casi no conoces y que se te acerca en un funeral. Hay veces que esa presencia cercana, esa manifestación de presencia aunque sea virtual, esa palabra de cariño aún en la distancia te ayudan y acompañan tanto como la presencial.
    Estamos viviendo un momento de descubrimiento de este nuevo mundo y todos queremos utilizar todo, a todas horas, en todas las circunstancias y con todas las personas, y no es así, nos iremos acostumbrando a ello y poco a poco lo tomaremos como algo natural, como algo que se incorpora a tus rutinas y a lo que no le das más importancia de la que tiene. Afortunadamente, los «early-adopters» ya hemos pasado esa fase de descubrimiento, uso-abuso y retorno que todas las personas tienen que pasar. Mi gente dice que yo tengo una vida muy activa en el mundo 2.0, en la «nube», en ese mundo «virtual» pero que es real, con personas detrás que se relacionan. Mi gente sabe que eso no implica el contacto directo, físico, el tomar algo, el quedar para charlar, el aprender juntas, … mi entorno te puede dar fe de ello, hasta tal punto que a veces también tienes que decir «basta» a tanta actividad «presencial», ya que no se puede estar en todos lados como sí puedes virtualmente.
    Por lo tanto, ánimo, no desesperes, son fases, pasará el momento «hype» del Whatsapp como pasó el del Messenger y el Tuenti, ahora están de moda Instagram y Snapchat, pero son modas que vienen y van, lo que permanecemos somos las personas.
    Y una última cosa, las redes, esos canales que aparecen y desaparecen lo hacen como los mensajes publicados en ellos y las cosas compartidas ahí. Solemos decir en este mundo que lo único que permanece mientras tú quieras mantenerlo es tu propia página web, tu blog, este blog por ejemplo, que dentro de diez años podrás seguir recordando lo que escribías y lo que sentías. En palabras de mi amigo Alfonso Alcántara (@Yoriento): «Sin un blog eres un ‘sin techo digital’, todo el día tirado en las redes sociales».
    Un abrazo cariñoso que espero te haga sentirte reconfortada con estas palabras.
    Venan.

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    • Entiendo lo que dices. Pretendía reflexionar sobre el uso/ abuso. Estoy de acuerdo contigo en que muchos abrazos virtuales reconfortan más que otros físicos, pero en mi caso suele coincidir que provienen de personas muy queridas, con las que he cultivado una relación personal especial digamos. Recojo, agradezco y comparto tu abrazo.

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