Contaba Josu un día, cuando hablaba de aquellas limitaciones que le producía su diabetes, que uno de los asuntos que más le costó comentar con su médico («años!» decía) fue lo referente a su nula vida sexual desde hacía ya un tiempo. Como en tantas otras cosas había asumido con resignación una retirada a los cuarteles de invierno. Otra derrota, otra renuncia, y ésta para vivirla clandestinamente. Porque de muchas otras cosas se puede hablar pero no de esa, quizás por falta de costumbre, por educación o por no encontrar momentos y espacios adecuados. «Lo mío era miedo». Otra voz aportaba. «Después del infarto, al principio, lo cotidiano, lo de todos los días se vuelve una amenaza. Imagínate «eso». Entre las preocupaciones, tantas cosas en la cabeza, y los miedos…aquello no hay quien lo levante» Sonrisas nerviosas y comentarios jocosos. La risa, que tanto nos ayuda a hablar de los temas serios.
Y Miren nos contó que ella sintió alivio cuando su doctora le dijo que su falta de deseo podría ser en parte por la depre, pero que era probable que también tuviera que ver el tratamiento que estaba tomando. También le costó hablar del problema. Y en su relato parecían visibilizarse algunas de las cosas que tantas mujeres viven o han vivido. «Yo quería sacar el tema y mi marido no me dejaba. Le daba más vergüenza a él que a mí. Y lo quería sacar porque la que lo echaba en falta era yo….aunque se que él también pero procuraba no decirmelo mucho para no agobiarme» Y resonó con cierto aire de reivindicación. «Era yo la que quería…..»
Marta me comenta muchas veces, entre el estupor y la sorpresa, que sigue alucinando con lo mucho que cuesta hablar de sexo en las consultas de medicina y enfermería.Se lo dicen a ella las personas con las que trata en su trabajo en la comisión antisida. «Algunos echan de menos que les pregunten por ello, para poder hablar así sin eufemismos o medias palabras» El sexo como espacio saludable, como espacio de disfrute y goce, como algo inherente a nosotros, como una de las mejores maneras que tenemos de comunicarnos. Como lo que es, un ámbito más de nuestra vida.
Es cierto que muchas enfermedades pueden suponer una limitación, que algunos medicamentos, necesarios algunos, «negociables» otros, pueden tener efectos secundarios que se traduzcan en falta de apetito sexual, o disminución de la libido. En no pocas ocasiones es un mal día o ese miedo del que hablábamos antes los que ejercen su papel de barrera…. Aunque es cierto que todo ello puede ser un problema para una cierta manera de entender y vivir el sexo. Pero quien sabe si quizás es cuestión de cambiar el enfoque, de adaptarnos o adaptarlo a las circunstancias del momento.Convertir el reto en un estímulo. Y no renunciar. Porque es el mundo de los afectos, porque es algo muy preciado para nosotros, porque es algo nuestro. No debiéramos conceder a la enfermedad que no nos permita sentirnos vivos.
La risa, o la sonrisa, cuando hablamos de temas serios. De la timidez a la celebración de los de los sentimientos o de las sensaciones. Aquella conversación acabó por convertirse en una apología del sexo. Del buen sexo.
¿Tenéis plan para esta noche? O cuando se pueda, vaya…..
Iñaki Etxebarria