Sabemos que el ejercicio es bueno para nuestra salud, que hay que hacer ejercicio y que es algo necesario.
Pero cada uno tiene que tomar la decisión de si quiere seguir con esos kilos de más, o de estar dolorido y cansado cada vez que se mueve o anda más de lo habitual, o a jadear a los dos minutos de aumentar el ritmo del paso.
Tiene derecho a quedarse en casa y decir: “hay que ver cómo me estoy poniendo” o” me vendría bien un poco de ejercicio para estar más fuerte y sano, para salir y sentirme mejor”.
Decir “no tengo tiempo “o “tengo otras cosas que hacer”
“Lo que pasa es que no tengo fuerza de voluntad”.
A veces pensamos, que no tenemos fuerza de voluntad para determinadas acciones.
¿Fuerza de voluntad o motivación?
He buscado la definición de cada una.
Fuerza de voluntad: es la capacidad de una persona para superar obstáculos o dificultades o para cumplir con sus obligaciones.
Motivación: el conjunto de factores internos o externos que determinan en parte las acciones de una persona.
Las “cosas” que impulsan a un individuo a llevar a cabo ciertas acciones y mantener firme su conducta hasta lograr cumplir los objetivos planteados.
A mí me gusta hablar de motivación.
Así que vamos a pensar en motivarnos para empezar a hacer ejercicio.
VAMOS A PENSAR A PONERNOS EN MARCHA…
No importa si estamos cansados, si hace frío, no importa que sea tarde o temprano o que estemos cansados porque hemos salido tarde del trabajo, vamos a pensar en ponernos en marcha.
El día anterior vamos a planear QUÉ, CÓMO, CUÁNTO Y CUÁNDO, hay muchas opciones para hacer ejercicio: dentro y fuera de casa, podemos ir al gimnasio, podemos salir a andar, a correr, nadar, andar en bicicleta, patinar… podemos practicarlo solos o en compañía.
Tendremos tomadas las decisiones para que la pereza no se cuele en nuestros pensamientos. No vamos a dejar que exista la posibilidad de dejarlo para mañana.
VAMOS A VISUALIZAR CÓMO ESTAREMOS EN EL FUTURO SI NO HACEMOS EJERCICIO.
La mayoría de la gente visualiza como estará después de hacer ejercicio, y si pensamos en ¿cómo estaremos en unos años si no realizamos nada de ejercicio?
VAMOS A PENSAR EN EL DÍA A DÍA
Una clave principal para motivarnos será pensar en hacer ejercicio día a día, vamos a pensar en la siguiente sesión, pero no en que nos dará pereza o que nos costará salir de casa, vamos a pensar en lo bien que nos vamos a sentir al finalizar.
Porque sabemos que el ejercicio libera una cantidad increíble de hormonas que nos hacen sentir bien. Las endorfinas, que son un analgésico natural que disminuye la ansiedad y el estrés.
Además también se libera serotonina, sustancia que influye en el estado de ánimo, especialmente si se realiza al aire libre.
Y para finalizar, también después de hacer ejercicio se libera dopamina, la hormona que nos permite experimentar la sensación de bienestar tras el ejercicio, creando un vínculo entre placer y actividad, que “engancha”.
Así que… ahora sólo queda decidir: QUÉ, CÓMO, CUÁNTO Y CUÁNDO.
Itxaso Arévalo
Lobsang Rampa defendía el poder de la imaginación frente al de la voluntad. Si en tu camino hay una piedra e imaginas que te vas a tropezar, es muy probable que suceda, aunque te esfuerces por evitarlo. En cambio, si ves cómo la vas a esquivar, lo haces. Tienes que verte, nadando, corriendo, andando, sobre una bici… y reconocerte, algo complicado para quien no tiene la costumbre ni una historia a la que aferrarse.
Magnífica cruzada la tuya, Itxaso.
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