Begoña Belarra
La jubilación es diferente para cada persona. Existen muchos factores importantes que condicionan esta etapa de la vida. Nombraré varios:
- Las condiciones físicas y psíquicas en las que se llega.
- La edad. Hay profesiones en las que la jubilación se produce mucho antes que en otras.
- La presencia de enfermedad. A veces nos limita tanto, que la jubilación es forzoda y pasa a ser una incapacidad laboral prolongada.
- La propia personalidad de cada uno. Una persona creativa, abierta y con iniciativa encontrará fácilmente la forma de llenar las horas que hasta entonces lo hacia el desarrollo de su trabajo.
- Los planes reales y factibles de que se disponga. Podemos pasarnos los 10 últimos años pensando que cuando llegue pasaremos la mitad del año en Benidorm, y la realidad es que tenemos que cuidar a los nietos.
- El entorno tanto físico como social. No tiene nada que ver un medio rural con uno urbano. Ni una persona con una red social importante, con otra que acaba de enviudar y compartía todo el ocio con su pareja.
- La solvencia económica. Su consecuencia sería la libertad.
- Las cargas familiares. Hay personas que solapan en esta etapa el cuidado de los padres, con el de los nietos.
Una de mis compañeras de trabajo, aquella con la que más tiempo comparto, se jubila este mes. La semana pasada trabajamos nuestra última guardia juntas. Os contaré mi vivencia.
La primera emoción que tuve al conocer la noticia, fue claramente contradictoria y compleja. Me alegré mucho por ella, porque no todas las personas que conozco llegan a ese momento de su vida voluntariamente y en buenas condiciones físicas. Pasado el primer momento, la alegría se fue volviendo tristeza. Despedir a alguien con quién has compartido tantas horas, y con quién has llegado a cultivar una amistad, no es sencillo para mí.
Tener unos compañeros de trabajo con los que el entendimiento sea bueno, no tiene precio. Los sanitarios, como todos los demás trabajadores, tenemos vidas privadas, cosa que nos lleva a tener días o temporadas mejores y peores. Entiendo que los usuarios, no tienen por qué empatizar con nosotros, ni tan siquiera tienen qué notar que nos pase nada anormal en el transcurso de su consulta, pero con los compañeros el tema cambia mucho.
Pasamos 24h juntos, y he tenido la suerte de encontrar una persona que me ha apoyado, tolerado, consentido, mimado, escuchado, aconsejado, animado y querido siempre que ha sido necesario, es más, he tenido la sensación de que me había adoptado. Tomar conciencia de esta parte de la realidad, me produjo miedo. Pensé… ¿y ahora qué? ¿Con quién estaré? ¿Qué tal nos irá? Nunca he tenido problemas de adaptación a las situaciones nuevas, pero siempre genera una relativa intranquilidad o pequeño vértigo enfrentarse a nuevas experiencias, sobre todo si estas te obligan a salir de tu zona de confort.
Y comentado todo esto, quiero aprovechar este medio para despedir a Inés. Supongo que mi propia timidez, me dificulta verbalizar todas estas cosas. Así que… Tita Inés, ¡ha sido un gusto tenerte! No olvides que los que hemos compartido tu etapa laboral, queremos que de alguna forma, nos hagas hueco entre las múltiples actividades que vas a tener como yayo flauta. Como muy tarde, ¡nos vemos en el homenaje que nos debemos!
Mientras, solo ¡sé feliz!
Para acabar… Una de las nuestras…