Nik badakit irakurtzen. Yo ya se leer

Azkenaldian hedabide eta sare sozial desberdinetan egunerokotasunean hartzen ditugun produktu komertzial ezagun eta freskagarriek daramaten azukre kantitatea izan dugu ikusgai.

Produktu komertzial askok daramaten azukre kantitatearen adierazpena egin dute, modu erraz batean ikusteko kontsumitzen ditugun kantitateak.

Irudi grafiko hauei esker, erraz ohartzen gara kontsumitzen dugun azukre kopuruaz eta zein erraza den eguneroko gomendioak gainditzea.

Paziente Biziko tailerretara joaten garenok ez ditugu irudi horiek behar kontsumitzen dugun azukre kopuruaz jabetzeko.

Bai, tailerretan, elikagaiek daramaten  informazio nutrizionalaren etiketak interpretatzen irakasten digute.

Etiketa hauek irakurtzea ez da erraza, baina sesioak aurrera doazen ahala, gosaltzen ditugun bi gaileta horiek aportatzen diguten nutriente kantitateak zenbat diren jakiten dugu.

2017rako erronkarik ez baduzu, informazio nutrizionalarekiko dugun analfabetismoa gainditzera animatzen zaituztet.

Badakizue Paziente Biziko tailerratan irakurtzen ikasten dugula, horregatik soilik, izena ematea merezi du.

 

Desde hace unas semanas proliferan en los medios de comunicación y en las redes sociales noticias y referencias sobre el contenido en azúcar de refrescos muy conocidos y de otros alimentos envasados.

La verdad es que son muy gráficos e impactantes. Hacer referencia a que una lata de refresco de cola lleva dentro una importante cantidad de azúcar resulta espectacular cuando el mensaje es una lata de refresco junto a una pirámide de azucarillos  que, se supone, es lo que lleva dentro esa lata y pasa a nuestro cuerpo en un visto y no visto…

Y está bien que nos hagan conscientes así de gráficamente de lo que consumimos, pero está mejor no necesitar esas imágenes, que es lo que nos pasa a los que asistimos a los talleres de Paciente Activo, donde nos enseñan a leer.

Sí, sí, como lo lees, nos enseñan a leer. A leer las etiquetas de los alimentos, ya sabes, la “información nutricional” que, por ley, deben llevar los alimentos envasados y que hay que saber leer porque no es tan sencillo como podemos creer.

Y aprender a leer esto, la verdad, no es muy fácil. Hay que saber qué tengo que leer y cómo tengo que interpretarlo en relación con el tipo alimentación saludable que requiere mi salud. Además hay que hacer eso desbrozando la información realmente importante de la que no lo es tanto o de la que es simplemente paja que no aporta nada más que confusión.

Porción o porciones, valores energéticos, grasas saturadas o no saturadas, hidratos, de los cuales azúcares, sal y los correspondientes valores de todo ello en gramos pueden convertirse en toda una aventura en la que o acabamos con final feliz sabiendo qué grasas, hidratos, proteínas y sal tienen esas dos galletas que me tomo con el café de media mañana, o sin enterarnos de nada mientras seguimos tomando tres yogures de postre sin saber realmente nada sobre ellos pero confiando en ese mantra que hemos oído toda la vida de que el yogur es muy sano… Y no digo que no lo sea, pero hay yogures, y yogures…

Así que si no os habéis planteado un reto para este 2017 recién estrenado, os propongo el de superar el analfabetismo sobre información nutricional para poder decir que “Yo ya se leer”

Y ya sabéis en los talleres de Paciente Activo aprendemos a leer compartiendo las lecturas, sólo por eso vale la pena apuntarse.

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Juan Carlos Mendizabal

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