La red social

Le tocaba a Miren hablar. Estábamos en ese momento en el que cada uno contaba a modo de resumen sus impresiones o sus aprendizajes a lo largo del taller. “Yo estoy muy contenta porque pensaba que no iba a poder acudir estos días y al final no he faltada ninguno. Y eso ha sido gracias a que he encontrado gente que me ha animado a venir, con la que he podido contar para que me acompañara.” Ella, cuya enfermedad le impedía manejarse sola para ir a determinados sitios, encontró el apoyo necesario en esa pequeña “red social” que se tejió en ese grupo.

No nos damos muchas veces cuenta, de los beneficios que nos aporta tener un entorno que sea nuestro apoyo a la hora de vivir en general, y de vivir cuando se tiene una enfermedad crónica:

  • Nuestra familia, pareja e hijos, que son los que asumen como suyos algunas de los hábitos que debemos adoptar en el autocuidado: la forma de alimentarnos, el recordatorio para tomar la medicación, el ánimo cuando estamos desanimadas, etc…
  • Nuestros conocidos con los que salimos a caminar, a correr, a andar por el monte. Sin ellos, en más de una ocasión, nos vencería la pereza o encontraríamos aburrido el hacer actividad física.
  • Las personas que encontramos cuando realizamos actividades sociales como jugar a cartas, aprender a pintar, el club de lectura.
  • Los amigos de la cuadrilla con los que tomamos algo y con los que quedamos y les contamos algo que nos preocupa, buscamos algún consejo, o simplemente nos desahogamos..

La Red Social

Nuestra red social, la de toda la vida, la de familia, amigos y vecinos, tiene un papel fundamental. Socializar y compartir experiencias tiene el valor de aliviar y proporcionar confort. Incluso tiene el valor de proporcionarnos ayuda e información (ojo, también el peligro a veces de confundirnos. ¿Quién no conoce a alguien que parece saberlo todo y todo bien?).  Una red que vamos tejiendo con el paso de los años y en distintos ámbitos de una manera inconsciente. También es una red que podemos crear teniendo actitud positiva y activa con el propósito de salir de nosotros y encontrar “aliados” que nos aporten cosas positivas.

La soledad y la falta de motivaciones y actividades sociales son un problema de la sociedad que repercute en nuestra salud. Cuando tenemos la necesidad de sentirnos acompañados y apoyados en los momentos más difíciles el tener alguien cerca en quien poder confiar o a quien le podamos pedir ayuda es beneficioso. Y saludable.

Miren no sólo encontró un grupo con el que venir al taller del programa Paciente Activo. Encontró una compañera con la que salir a caminar y un grupo de gente entre la que sintió comprendida. Y estoy seguro de que a los demás ella también aportaba muchas cosas, entre ellas un ejemplo en el que mirarse.

Iñaki Etxebarria

Un comentario

  1. +1 «nuestra red social es la que nosotras como personas creamos a nuestro alrededor y en la que nos apoyamos y en la que nos sentimos a gusto.» Las que usan plataformas tecnológicas son redes sociales «digitales». Las digitales son complementarias y aumentan las posibilidades de las analógicas. Sin personas en redes sociales analógicas, no podemos vivir (cuidados, solidaridad, cariño, aprendizaje, referentes…)

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  2. Y además Miren puede seguir en contacto con su red social (su entorno, sus amigas, su familia, sus compañeras, …) a través de otros canales, mensajería instantánea, correo electrónico, llamadas de voz, videoconferencias, … Cuando hablamos de «red social» siempre pensamos en Facebook, pero nuestra red social es la que nosotras como personas creamos a nuestro alrededor y en la que nos apoyamos y en la que nos sentimos a gusto.

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