Mina, gutxi maite dugun bidelaguna. El dolor, compañero poco querido de camino.

Egunerokotasunera itzultzea ez da erraza. Nire udara ez da onena izan belaunean izan dudan kaltzifikazio baten erruz.

Gaixotasun kronikoren batekin bizi zarenean, min edo ustekabe bat sortzean, errekuperazioa luzeagoa izaten da.

Tendoietan kaltzioaren pilaketaren ondorioz sortzen dira kaltzifikazioak eta lesio mingarriak izaten dira.  Analgesikoez gain, hantura kontrako pilulekin ere tratatzen da. Kirurgia eta ultrasoinuak ere erabil daitezke.

Hantura kontrako pilulik ezin ditudanez hartu, ultrasoinuak eta fisioterapeuta baten laguntza behar izan dut. Sendatzea mantxoa izan da baina hobetu egin naiz.

Erabaki bat hartu baino lehen ondo informatu zaitezte, ez izan beldurrik galdetzeko, eta gaixotasun gehiago badituzue kontuz ibili, denek ezin baitute tratamendu hau jaso.

La vuelta al cole nunca es fácil. Tras pasar el verano y disfrutar de días en los que descuidamos la alimentación, nos relajamos y disfrutamos del buen tiempo, volver a la rutina de cada día no suele ser fácil. Quitarnos las sandalias y la camiseta de manga corta para en cuestión de poco tiempo tenerlas que cambiar por algo menos ligero, nos cuesta y mucho.

Este verano para mí no ha sido de los mejores. Cuando todo el mundo estaba luciendo moreno, disfrutando de la playa y del verano en general, a mí va y me sale una calcificación en la rodilla de la pierna izquierda. Mi verano ha sido un tour hospitalario por diversos problemas de salud que por suerte, he ido superando. Y quitando lo de la rodilla, puedo decir que estoy bien. Ha habido momentos en los que he deseado que este verano terminase y volviese la tan poco deseada “vuelta al cole”, para dejar bien de lado estas semanas de dolor, no dormir y sobrevivir a una racha mas bien mala.

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Cuando vives con alguna enfermedad cualquier extra añadido que te cause molestia o dolor, cuesta que te recuperes más tanto física como en el tiempo, respecto a una persona que no tiene que convivir con ningún problema de salud. En mi caso como ya sabéis mi día a día viene acompañado por 3 enfermedades y por el dolor, el tan poco querido compañero de viaje. Una de mis idas y venidas al hospital de este verano, ha sido por la calcificación, o por “la piedra” como familiarmente la llamo. Empecé sintiendo unas molestias en la rodilla, que no di importancia ya que al convivir a diario con un dolor base, piensas que “es normal”. Con el paso de los días, esas molestias fueron convirtiéndose en algo nada fácil de llevar. Hasta que un día no podía caminar y  ya empezaba a ser preocupante.

¿Qué es una calcificación?

Es una lesión bastante molesta, que puede llegar a ser muy dolorosa e incapacitar a quien la sufre. Gran cantidad del calcio que ingerimos diariamente va a parar a los huesos, el resto sobrante pasa a la sangre. Cuando ese calcio va depositándose sobre algún tendón, forma un capa que poco a poco va endureciéndolo haciendo que este deje de ser flexible, pierda capacidad de movimiento y riego sanguíneo. Las más comunes suelen ser en el hombro o en zonas como el espolón del calcáneo, el tendón de Aquiles o el tendón rotuliano.

 Los síntomas suelen ser muy molestos llegando a sentir dolor en la zona afectada no pudiendo moverla. La inflamación, bultos o deformidades, debilidad muscular y calambres suelen ser habituales en quienes sufren de una calcificación. Una mala alimentación, lesiones mal curadas, envejecimiento de la persona, algunos medicamentos, sobrecargas repetitivas o factores genéticos, pueden ser algunas de las causas de la aparición de una calcificación.

 El tratamiento con la administración de antiinflamatorios para bajar la inflamación y de analgésicos para aliviar el grado de dolor es prioritario. A veces acompañado de un tratamiento quirúrgico, que consiste en una operación en la cual se rompe la calcificación para poder extraerla, o de el tratamiento por ondas de choque, o ultrasonidos, con el que se consigue ir desprendiendo la calcificación con cada sesión, iremos recuperando la movilidad de la parte afectada, aliviando el grado de rigidez, de dolor y aceleraremos el proceso natural de recuperación disminuyendo la inflamación.

 En mi caso “la piedra” no solo me ha generado mucho dolor, también me han acompañado los calambres, el no poder dormir, la inflamación de la zona e incluso, he tenido hinchada la pierna y el pie. Si le añadimos que no puedo tomar los antiinflamatorios por estar contraindicados con una de mis enfermedades, tenemos como resultado pasarlo peor durante más tiempo. Tras informarme y valorar ya que no todo el mundo puede realizarse según que tratamientos, opté por el de ultrasonidos acompañado de un masaje en un buen fisioterapeuta. No os voy a engañar, el proceso de recuperación es lento. Con la primera sesión no vais a estar como nuevos. Hay que tener paciencia e iréis viendo en poco tiempo resultados. Gracias al tratamiento puedo andar y lo más importante, el grado de dolor ha bajado junto con la inflamación e hinchazón que es lo que más me preocupaba.

 Y os preguntareis ¿duele? ¿qué notas en la primera sesión?

No, no duele nada y lo primero que noté es que al día siguiente no tenía el pie casi hinchado. Es una máquina la cual ajustan el grado de potencia de las ondas. Junto con un gel te pasan por la zona afectada con un aparatito que tiene la máquina, es parecido a cuando te hacen una ecografía.

 indiba-activ-therapy-902.jpgImportante, os recomiendo antes de tomar ninguna decisión informaros muy bien. No tengáis miedo a preguntar. Si tenéis enfermedades previas tened mucho cuidado ya que lo que os comentaba antes, no todo el mundo puede realizarse los ultrasonidos. Dejaros aconsejar y asesorar por vuestros especialistas y personal sanitario de vuestros centros de salud y hospitales, y del propio fisioterapeuta, ya que si no está indicado para vuestro problema de salud os puede perjudicar, hacer daño y al final será peor el remedio que la dolencia o  enfermedad.

Como siempre me despido con una frase de película. Como dijo el actor ya fallecido Robin Williams en “Patch Adams” (Dr. Hunter Adams) “Los medicamentos alivian el dolor, pero solo el amor puede aliviar el sufrimiento”.

                                                                                                                                                                       Nagore Taboada.

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