Aurrekoan diabetesari buruzko bilera batean egon nintzen, baina gaurkoan ez dizuet gaixotasun kroniko honi buruz hitz egingo, obesitateari buruz baizik. Obesitatea, gaixotasun desberdin asko edukitzeko arrisku faktore garrantzitsu bat da.
Espainian 27 milio personek dute gehiegizko pisua, jada epidemia batean bilakatu da, baina nola iritsi gara honaino? Janari azkarrak errudun nagusiak direla pentsa dezakegu, baina zer gertatu da ohiko sukaldaritzarekin?
Gaur egun geroz eta presa gehiago dugu, ez dugu behar bezala gosaltzen, dena lehenbailehen nahi dugu eta horrek elikatzeko erari ere eragiten dio. Geroz eta janari prozesatu gehiago jaten ditugu (normaltzat hartzen dugu elikagai horiek kontsumitzea) eta elikagai osasuntsuenak alde batera lagatzen ditugu.
Aurrekoan Faustok esaten zigun bezala, azukrea ere leku guztietan dago, eta etxeko txikienak geroz eta azukre gehiago kontsumitzen dute.
Horrez gain, azukre, gantz eta kaloria baxuak dituzten hamaika produktu saltzen dizkigute. Kaleetako edo ospitaleetako makinetan ere elikagai prozesatu ugari bila ditzazkegu.
Zer egin dezakegu hau gelditzeko? Zein da gure ardura?
Estos días atrás he podido asistir por trabajo a un lugar de encuentro donde el protagonista era la Diabetes. No vengo hoy aquí desde este espacio que me brinda este blog a hablaros una vez más de esta enfermedad crónica, pero sí a invitaros a reflexionar acerca del fenómeno de la obesidad, que sí es un factor de riesgo para padecerla, como de otras enfermedades.
Cuando vemos en pantalla datos en número de obesidad no podemos por menos que asustarnos. En estos momentos España cuenta con más de 27 millones de ciudadanos que tiene sobrepeso o bien obesidad. Hablamos por tanto de datos de epidemia. Impresionante, ¿ verdad?. Uno se pregunta en qué momento hemos llegado a esta situación actual. Más de uno podría pensar que la culpa de todo la tienen los americanos con su moda «fast food«. Tan sólo podemos pararnos a pensar qué ha pasado con la cocina tradicional, el tiempo alrededor de una mesa, el respeto a la comida cocinada con cariño….. etc.
Vivimos en un mundo de prisas, en el que no dedicamos espacio en muchos casos ni a un desayuno sano y equilibrado. La inmediatez en todo lo que nos rodea también la hemos trasladado a la forma de alimentarnos, haciendo que alimentos procesados, envasados sustituyan a otros más saludables. Lo peor de todo a mi entender es que lo estamos haciendo de una forma consciente y en la que hemos normalizado llenar la bolsa de basura de nuestros hogares con plásticos y envases de alimentos.
Decía mi compañero Fausto en su post anterior que el azúcar se encuentra en todos lados, como un invasor incansable e invencible que nos tienta a cada momento. Nuestros más pequeños comen chucherías sin descanso, y preferimos darles un zumo de brick con cantidades ingentes de azúcar en su composición que una pieza de fruta.
Si además hablamos de las bondades publicitarias de alimentos que nos venden como bajos en calorías, azúcares, grasas…. parece que el supermercado se convierta en nuestro primer enemigo, con sus estanterías repletas de alimentos cada vez más procesados.
Asistimos a una licencia total en la existencia de máquinas de «vending» en cuyo interior las galletas, gominolas, chocolatinas, snacks, bebidas edulcoradas campas a sus anchas. Y cuando ya encontramos este tipo de máquinas expendedoras en nuestros hospitales la situación se vuelve como mínimo rocambolesca.
¿Deberíamos exigir a nuestros gobernantes leyes que regularizasen la dispensación de este tipo de productos?
¿Qué podemos hacer para intentar parar este tren que amenaza con arrollarnos?
¿Dónde está nuestra responsabilidad una vez más para gestionar de forma adecuada lo que nos llevamos a la boca?
Me gustaría despedirme con esta hermosa frase:
«A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltase una gota» (Madre Teresa de Calcuta)
Izaskun Antúnez