Musikaren boterea. El poder de la música.

Musikak ondorio sendagarriak dituela frogatu dago, bihotza erlaxatzen duelako, tentsio arteriala murrizten duelako eta endorfinen jariakina handitzen duelako. Lasaigarri naturala da. Onura horiek guztiak burmuinean gertatzen dira. 

Musikaren botere hau historiaurreko garaietatik ezagutzen da, non musika jada erritu magiko, erlijioso eta sendabideetan parte hartzen zuen. Antzinako Egipton, adibidez, koru kantua insomnioa tratatzeko erabiltzen zen, baita mina murrizteko ere.

Erdi Aroan jada, musika izpirituaren grinak baretzeko ezinbesteko elementutzat hartzen da, eta XVIII. mendean «Medicina Musical» izeneko liburua idazten da. 

Gaur egun, musika entretenitzeko edo gogoa hobetzeko erabiltzen dugu. 

Hori argi geratzen da konfinamenduan, etxean paziente aktiboen taldearen dinamika hasi baino egun batzuk lehenago hainbat doinuren akordeak partekatzen genituenean. 

Asko dira isolatuta egon garen egun hauetan entzun ditugun abestiak, ezin ditugu guztiak aipatu baina ereserkia nagusietako bat «Resistiré» izan da. 

Nolanahi ere, hegan egitera gonbidatzen duten dantzekin edo irudiekin batera, gure esperientziarekin egiaztatu ahal izan dugu abesti batek, edo melodia soil batek, gure emozioak pizteko, irribarre bat ateratzeko eta gure buruhausteak minutu batzuez aparkatzeko gai dela. 

Musikak ekartzen dizkigun onurak, hau da, musikaren boterea baloratu beharko genuke.

Beneficios-de-la-musicoterapia-en-personas-con-discapacidad

La música ha demostrado tener efectos curativos ya que relaja el corazón, reduce la tensión arterial y aumenta la secreción de endorfinas, un sedante natural. Todos estos beneficios se producen en el cerebro, el órgano que determina las emociones que nos provoca escuchar una canción o melodía.

Este poder de la música se conoce desde tiempos prehistóricos donde la música ya formaba parte de ritos mágicos, religiosos y de curación. En el antiguo Egipto, por ejemplo, el canto coral se utilizaba para tratar el insomnio, así como para reducir el dolor.

En la antigua Grecia filósofos como Pitágoras, Platón y Aristóteles sentaron las bases científicas para la creación de la musicoterapia basada en considerar que elementos de la música como la melodía, armonía o el ritmo ejercen efectos en la parte emocional, espiritual y en la fuerza de voluntad del hombre.

Ya en la Edad Media se habla de la música como elemento indispensable para calmar las pasiones del espíritu y en el siglo XVIII se escribe el libro titulado “Medicina Musical” aunque el inicio de la musicoterapia como tal data de la segunda guerra mundial donde el personal sanitario de hospitales empezaron a constatar la mejoría de los enfermos gracias a la música ofrecida por un grupo de voluntarios.

En la actualidad utilizamos la música como fuente de distracción o mejora el ánimo cuando lo necesitamos. Hecho que queda patente en el confinamiento cuando cada día antes del inicio de la dinámica del grupo paciente activo en casa compartimos los acordes de diferentes melodías como un “we are the world” que ya habíamos oído con anterioridad en numerosas ocasiones; pero sin embargo hasta el día “D” no habíamos apreciado que el mensaje de apoyo y cooperación encajaba perfectamente con la situación actual en la que cada acto propio de la persona multiplica el de al lado y como un efecto domino ayuda a que el objetivo común se cumpla.

La música propiamente dicha , aunque no se entienda la letra ,produce diferentes sensaciones no importando no entender “Aldapa Gora” que nos lleva en volandas a subir la cuesta arriba que se hace despertarse cada día para darnos cuenta que seguimos prácticamente en la misma situación por el sonido de la trikitrixa o cantar junto a Bon Jovi “it´s my life” o con tu compañero de grupo que aunque vive a 200km de ti sabes que teniendo la misma enfermedad crónica o cuidando a quienes la tienen, pasa por dificultades parecidas a las tuyas pero también cuenta con herramientas semejantes que le ayudan a salir de ellas y se podría convertir ese título en “vivir la vida” como la mítica canción” live is life”

Son muchas las canciones que se colgaron cada día, no podríamos citar todas por las ganas de participar de todo el mundo no ya para animarse uno mismo sino principalmente para hacer más llevadero el día del resto del grupo, en especial del que se encuentra aislado por el Covid 19 a quien el himno “Resistiré” tanto cantada por el dúo dinámico como las versiones actuales le retrata más que a ningún otro.

Pero no solo compartíamos canciones igualmente compartíamos videos de gente bailando, como una pareja bastante entrada en años que con solo verles en la pantalla bailando swing los pies se te despegaban sin querer del suelo y te obligaban a seguir el ritmo incluso sin querer.

En alguna ocasión se colgó un video que recreaba un vuelo en parapente recorriendo junto con la música paisajes de una belleza indescriptible que nos recordaban que, aunque nosotros estábamos en casa la naturaleza continua su curso esperando a que todo pase y podamos disfrutar de ella como lo hacíamos antaño.

En cualquier caso, bien acompañada de bailes o de imágenes que invitan a volar hemos podido comprobar con nuestra experiencia que una canción, o una simple melodía es capaz de despertar nuestras emociones, sacarnos una sonrisa y aparcar por unos minutos nuestros quebraderos de cabeza así que antes durante y después deberíamos aprovechar los beneficios que nos aporta la música, es decir deberíamos valorar el poder de la música.

Irene Duo

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