Erretrobirusen aurkako tratamenduei esker, GIBarekin bizi diren pertsonen bizi-kalitatea ona da gaur egun, eta haien bizi-itxaropena biztanleria orokorrarenaren antzekoa da. GIBak gero eta oihartzun txikiagoa du, eta horrek pentsaraz diezaguke gure inguruan ez dagoela GIBa duen pertsonarik, eta pentsa dezakegu ez dugula haiekiko jarrera diskriminatzailerik. Hala ere, estigmak eta diskriminazioak beren horretan diraute. Duela urte gutxi, Detektaezina=Transmitiezina adostasun zientifikoa zabaldu da. Hau da, GIBa izanik birus-karga hautemanezina duten pertsonek ez dutela GIBa transmititzen. Horri esker, GIBaren transmisioaren erraztasunari buruzko ideia kolektiboan bizirik dirauten aurreiritzi batzuk ezabatuko ditugu, eta GIBa duten pertsonentzat ingurune atseginagoa eraikitzen lagunduko digu.
Ez dugu ahaztu behar maila klinikoan GIBaren bilakaera arrakastatsua izan dela, baina GIBaren alderdi soziala oraindik ere erronka bat da.
El pasado 1 de diciembre hemos celebrado una nueva edición del Día Mundial del Sida. Algunos de nosotros quizás nos preguntemos si continúa siendo necesaria esta conmemoración porque “ya no se oye hablar tanto del sida”. Y es verdad, los medios de comunicación ya no recogen tanto este tema excepto en días señalados, y a nivel social el sida es cada vez menos visible.
¿Pero qué hay detrás de este espejismo? La primera cuestión básica que para muchos será obvia, pero no para otros, es que no debemos confundir VIH y sida. El VIH es el Virus de la Inmunodeficiencia Humana que actúa deteriorando el sistema inmunitario, y el sida es el estado avanzado de dicha infección. Los tratamientos antirretrovirales que aparecieron a mediados de los años 90 consiguieron cronificar el VIH, es decir evitar que la infección progrese a sida. Gracias a ello los casos de sida cayeron en picado mientras que los de VIH se mantienen estancados en los últimos años. Los datos del año 2020 no son muy representativos debido al impacto del SARS-CoV-2, pero si nos fijamos en los de 2019 y anteriores, podemos comprobar que cada año se diagnostican más de 3.000 nuevas infecciones a nivel del Estado y alrededor de 150 en Euskadi; año tras año……. Es decir, que el VIH se ha cronificado pero su incidencia epidemiológica persiste.
Además, gracias a estos tratamientos antirretrovirales, la calidad de vida de las personas que viven con VIH es buena y su esperanza de vida es similar a la de la población general. El VIH ya no es físicamente visible, lejos han quedado los casos de lipoatrofia facial que marcaban a las personas con VIH. Y esto nos puede llevar a creer que no hay personas con VIH en nuestro entorno, y lo que es más, a pensar que no ejercemos actitudes discriminatorias hacia ellas.
De nuevo, la realidad vuelve a ser otra. El estigma y la discriminación persisten. La mayoría de las personas con VIH llevan su infección en silencio, sin poder comunicarlo en ámbitos como el laboral, por miedo a actitudes discriminatorias en el acceso y mantenimiento de sus empleos. Es responsabilidad de todos nosotros favorecer un entorno social, desde nuestros ámbitos más cercanos, donde la personas con VIH puedan sentirse aceptadas y respetadas.
En este sentido hace pocos años hemos asistido a un hito que reforzará los esfuerzos en esta ardua tarea y es que Indetectable=Intransmisible. Esto significa que hay evidencia científica de que las personas con VIH que mantienen carga viral indetectable, no transmiten el VIH. Esto ayudará a eliminar algunos fantasmas que perviven en el imaginario colectivo sobre la fácil transmisibilidad del VIH, y nos permitirá avanzar en la construcción de un entorno más amigable para las personas con VIH.
No olvidemos que a nivel clínico la evolución del VIH ha sido un camino de éxitos, pero la parte social del VIH sigue siendo un reto pendiente.
Arantxa Arrillaga