OTSAILAREN 4A, IKUSGARRITASUNA EMATEKO EGUNA /4 DE FEBRERO DÍA PARA DAR VISIBILIDAD

Otsailaren 4a Minbiziaren Nazioarteko Eguna da. Gaur ez naiz etorriko bertigoa ematen duten eta denborak aurrera egin ahala ahazten ditugun estatistikei eta zifren ehunekoei buruz hitz egitera. Gaur kontatuko dizuet nola erabakitzen dugun minbizi bat bizitzea eta errealitatea zein den, apaindu gabe.

Ez da gauza bera gainditzen den minbizi bat, 5 urtetan libre egoten utziko zaituena, egunen batean berriz ere itzultzeko beldurrarekin bizi behar izan arren, gainditu ondoren bizitza mugatzen dizuten ondorio gogorrekin geratuta ere, edo ikerketarik eta askoz ere tratamendu gutxiago dituen minbizi arraro bat izatea, edo sendabiderik ez duen nirea bezalako minbizi metastasikoa izatea, ez dago kronifikatuta eta biziraupena egun batetik bestera doa, zure gorputzak jasaten duen arte.

Irribarre triste batekin idazten ditut lerro hauek, egun batean “Minbiziaren Amaieraren Eguna” iritsiko delako sentimendu sendoarekin.

Este 4 de febrero es el Día Internacional del Cáncer. Hoy no os vengo a hablar de estadísticas ni porcentajes de cifras que dan vértigo y que con el tiempo olvidamos. Hoy os voy a contar como decidimos vivir un cáncer y sobre la realidad sin adornar. Vivir con un cáncer no es fácil y cada cual lo hace como buenamente puede que no es poco. Cánceres hay tantos y tan diferentes que, aunque nos una un común denominador en lo que a fuerza y necesidad de superación se refiere, la manera de vivirlo, de sentirlo y compartirlo varía en función del tipo de cáncer que tengamos, si tenemos enfermedades extras previas o no, el estadio en el que nos lo hayan diagnosticado o si físicamente es visible.

Hoy por hoy cuanto más se investiga del cáncer más se conoce sobre él. Desde los centros de investigación consiguen avances gracias a que pueden ver sus características, sus genes, su comportamiento y debilidades. De ahí que haya cánceres que se pueden curar por esos tratamientos tan personalizados mucho más adecuados a cada tipo. Dentro de un mismo cáncer hay diferentes variantes. No es lo mismo un hormonal que un triple negativo. Incluso hay cánceres que, con el paso del tiempo, incluso habiéndolos superado hace años, mutan y hay que empezar de cero cambiando el tratamiento. También hay cánceres que vienen, o vuelven acompañados de metástasis.

No es lo mismo tener un cáncer que se supera, que en 5 años estás libre a pesar de tener que vivir con la sombra del miedo de que algún día puede volver, a quedarte con secuelas fuertes que te limita la vida tras haberlo superado, o tener un cáncer raro que no tiene apenas investigación ni mucho menos tratamientos, o tener un cáncer metastásico como el mío que no tiene cura, no está cronificado y la supervivencia es un día a día hasta que tu cuerpo aguante. En todos y cada uno de ellos si no se investiga no hay posibilidad de seguir viviendo porque sin tratamientos el cáncer mata. Por suerte esto va cambiando y poco a poco se va avanzando, aunque aún queda mucho camino por recorrer, mucho por investigar y mucho que hacer.

Mi cáncer es ese que nadie quiere mirar, poco visible porque físicamente “se nos ve bien» y sobretodo es un desgaste y cansancio brutal que además no tiene un final feliz. De ahí quizá que haya elegido la opción de vivirlo haciéndolo visible. No todo el mundo puede. No todo el mundo quiere. Es muy lícito y respetable que cada cual lo lleve y viva como pueda. Esto hay que vivirlo para entender según qué cosas y ojalá nadie tuviese que hacerlo.

Dar charlas me ayuda. Darle visibilidad a todo esto forma parte de mi vida. Necesito hacerlo. También las doy en los colegios y me da fuerza pensar que entre todas esas miradas adolescentes hay un futuro oncólogo, o una futura investigadora la cual descubra la cronicidad de mi cáncer o incluso la cura. Me encantaría poder hacerlo en la universidad a los futuros médicos. Quién sabe si algún día la vida me dé la oportunidad. Lo hago de forma natural sin dramas ni adornos para que así, entre todos, podamos vencer el miedo.

El cáncer no es color de rosa, no es marketing, no es solo acordarnos «el día de».

El cáncer es una de las enfermedades más crueles que hay que toca a todo aquel que tiene cerca tanto si lo tiene en su cuerpo como si no. Hace que tengas un miedo frío y oscuro, dolor por esas pruebas y esos efectos secundarios que te restan calidad de vida. Hace que sientas soledad y sentimientos encontrados, pena por si te mueres antes de poder ver crecer a tus hijos, conocer a sus primeras parejas, sus primeros trabajos o a esos futuros nietos. Miras a tu pareja con tristeza necesitando envejecer a su lado viendo el paso de los años. Es inevitable asociar el cáncer a la muerte, es nuestro mayor dolor.

El cáncer no mira si eres mujer u hombre, niño o adulto, animal o persona. Es caprichoso, invasor y despiadado. Egoísta y traicionero. Aprende y cambia para poder burlar nuestro sistema inmunitario y así crecer sin sentido. Es un tsunami brutal y necesitamos que sea parado.

Con una sonrisa triste escribo estas líneas con un sentimiento fuerte de que un día llegará el «Día del Fin del Cáncer». Yo no lo veré, pero sé que llegará. Mientras seguiré adelante como siempre hago haciendo que se nos vea, se nos oiga y se conozca esta realidad para que nunca dejen de investigar, para que nos aprueben tratamientos para que así podamos ganar la partida al cáncer.

Nagore Taboada

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