MUNDUA INOIZ BAINO GLOBALAGOA DA, ETA OSASUNA ERE BAI/  EL MUNDO ES MÁS GLOBAL QUE NUNCA Y LA SALUD TAMBIÉN

ONUSIDAk, HIESaren Aurkako Nazioarteko Eguna dela-eta, «Berdintasuna Ya!» izeneko kanpaina abian jarri du, fokoa jarrita mundu mailan dauden desberdintasunetan, erakundeak 2016an bere egin zuen helburua lortzea eragozten dutenak; 2030erako GIBak osasun publikoko mehatxu izateari utz diezaion, alegia.

Azken bi urteetan, COVID-19ak eta munduan izan diren beste krisi batzuek moteldu egin dituzte lortze bidean zeuden aurrerapenak, eta horri gehitu behar zaio GIBaren errealitate asko eta oso desberdinak daudela munduan. Borondate politikoak, beste egoera askotan bezala, ez dira heltzen heldu beharreko mailara, GIBari ematen zaion erantzunari dagokionez. Giza eskubide unibertsalak, hala nola osasuna eta justizia, eztabaidaezinak dira, baina ez genituzke ahaztu behar ikasitako lezio praktikoak; COVID-19aren pandemiak utzi diguna, kasurako. Mundua inoiz baino globalagoa da, eta osasuna ere bai.

El próximo día 1 de diciembre se celebra un nuevo Día Mundial del Sida, y en esta ocasión con un claro mensaje de atención por parte de ONUSIDA. ¡Su campaña “Igualdad Ya! pone el foco en las desigualdades mundiales que están lastrando el objetivo que esta entidad se planteó en 2016, de que el VIH desaparezca como amenaza de salud pública para 2030.

En el marco de este ambicioso propósito ONUSIDA fijó como hitos intermedios, la meta 90-90-90 para el año 2020, es decir que el 90% de las personas con infección por el VIH conozca su diagnóstico, que el 90% de las personas diagnosticadas reciba tratamiento antirretroviral, y que el 90% de las personas con VIH en tratamiento tenga carga viral indetectable. Esta meta se eleva al 95-95-95 para el año 2030.

Sin embargo, los datos que se acaban de publicar sobre la respuesta mundial al VIH muestran que, durante los dos últimos años, la COVID-19 y otras crisis mundiales han ralentizado los avances que se estaban consiguiendo. Como ejemplo un dato revelador, el número de nuevas infecciones en el mundo bajó un 3,6% entre 2020 y 2021, el descenso anual más pequeño desde el año 2016.

A esto se añade que vivimos en un mundo profundamente desigual, y los datos globales ocultan realidades alarmantemente desiguales. El VIH continúa castigando duramente África subsahariana, principalmente a la niñas y mujeres jóvenes; y regiones como Europa Oriental, Asia central, Oriente medio, norte de África y América Latina, están registrando un aumento continuado de las nuevas infecciones por VIH.

Las voluntades políticas, como ante muchas otras realidades, vuelven a no estar a la altura en la respuesta al VIH. Derechos humanos universales como la salud y la justicia no precisan más explicación que su propia contundencia intrínseca, pero si no son suficientes para las instancias políticas, no estaría de más que recordaran enseñanzas más prácticas como la que nos ha dejado la pandemia de la COVID-19. El mundo es más global que nunca y la salud también. Por eso es difícil de entender la falta de solidaridad internacional, y que en 2021 los recursos internacionales para el VIH fueran un 6% inferiores que en 2010.

En nuestro entorno más cercano, en de los países más ricos, la situación del VIH es también privilegiada. A nivel del Estado, el 87% de las personas que viven con VIH están diagnosticadas, de ellas el 97% está en tratamiento antirretroviral y el 90% de estas últimas está en situación de supresión viral. Aunque todavía están pendientes objetivos como el diagnóstico precoz, los esfuerzos se centran, de forma importante en la atención al paciente VIH como paciente crónico.

Estos pacientes presentan una mayor fragilidad y un envejecimiento biológico prematuro. Las enfermedades crónicas se adelantan en ellos una media de 10 años respecto al resto de la población. Esto tienen importantes implicaciones, en primer lugar, a nivel de la salud y calidad de vida de los pacientes, tanto a nivel físico como de salud mental. En según lugar, a nivel del sistema sanitario y de cuidados, que tiene que adaptarse para dar respuesta a la nueva situación.

Celebramos por tanto otro Día Mundial del sida a nivel global, pero con realidades extremadamente dispares.

                                                                                    Arantxa Arrillaga

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