La confianza en hacer que las cosas sucedan

Autoeficacia es la confianza en la capacidad que tenemos de hacer que las cosas sucedan. Algunos de vosotras y vosotros es posible que leáis «autoeficacia» y no os suene a nada, otros y otras habréis encontrado definiciones mucho mejores, y probablemente más académicas que ésta con la que comienza esta entrada, pero a mí ésta es la que más me gusta. Y me gusta porque en una sola frase expresa todo un enfoque de cómo afrontar retos, metas y propósitos.

«Hacer que las cosas sucedan» Suena bien. Queremos que pasen cosas: queremos, más ahora en verano, que haga buen tiempo, que nuestro equipo gane esa competición, que la próxima película que vayamos a ver al cine nos guste o que mañana, cuando despertemos, hayan desaparecido todos esos problemas que sentimos como una nube constante sobre nuestras cabezas. Pero también queremos que NOS pasen cosas: bajar de peso, salir a caminar, no ir al frigorífico cada vez que tengamos el ánimo decaído, que ese dolor que nos martiriza no termine por amargarnos el día, etc… Hay diferencia entre el primer grupo de deseos y el segundo, ¿no? Hacer que nos pasen cosas implica que tenemos cierto, poco o mucho, margen de actuación, que depende de nosotros en alguna medida conseguir algo o todo de aquello que nos gustaría o nos proponemos. Y no dejar que “nos pasen las cosas”

«Capacidad» ¿Tenemos los conocimientos necesarios para saber cómo hacer las cosas? seguro que sí. Al menos, para conseguir algunos de los ejemplos que citábamos en el párrafo anterior. Y si no los tenemos, tenemos la capacidad de adquirirlos. En ocasiones se trata de saber cuál es el objetivo que deseamos alcanzar, en otras qué camino nos llevará con más seguridad a él, o, simplemente, pararnos a pensar cómo podemos tener una estrategia individualizada para aplicar esos cambios que nos llevarán al objetivo en nuestra vida diaria. ¿Le damos una vuelta al asunto?

«Confianza en nuestra capacidad» ¿Podemos? ¿Cuántas batallas damos ya por perdidas? «Yo no tengo fuerza de voluntad» «Lo he intentado muchas veces pero no me sale, yo no valgo para eso» «Me gustaría hacer deporte, pero el deporte no es lo mío», «Imposible saber para qué sirve todos los medicamentos que tomo. Yo no soy médico!»…  ¿Os suena todo eso? Está claro que no basta con saber qué es lo que hay que hacer, y querer hacerlo. Es fundamental sentirse capaz de hacerlo. Puesto que no hablamos de correr una maratón (aunque…¿por qué no?), ni de batir ningún record, ni de que mañana salga el sol, etc…estaría bien que nos parasemos a pensar un momento cuál son las razones que argumentamos para decidir que no podemos acceder a determinadas metas, o logros. Si confiamos en nuestra capacidad de hacer que las cosas ocurran, y lo hacemos poco a poco, asentando en cada logro conseguido un nuevo peldaño que nos permita aspirar al siguiente, y al siguiente, …..veremos que podemos más de lo que creemos. Y si en vez de pensar…sentimos un ¿por qué no?

¿Que cosas sabes, quieres y estás seguro de que puedes hacer para mejorar tu salud o controlar tu enfermedad? Nos encantaría que después de leer esta entrada la lista haya aumentado….

Iñaki Etxebarria

Si hay que ir se va….que hasta viene bien!!

Si se te olvida lo más sencillo, la llave, cómo vas a conseguir llevar el coche allí donde quieres? Coloca bien los retrovisores, sin olvidar que también existe el de la derecha. El pedal del embrague es el de la izquierda, el que tienes que pisar cada vez que quieras cambiar de marcha… un montón de veces en cada viaje. Hay que señalizar cada giro, aunque parece que mucha gente no lo sabe, separarse de los ciclistas, vigilar a los motoristas que aparecen por cualquier lado, conocer todos los chivatos del salpicadero y saber cómo funcionan el manos libre, el cd con reproductor de mp3, el navegador y el aire acondicionado. Y has de manejarlo todo al mismo tiempo que metes tercera y reduces a segunda, miras dos coches por delante para evitar sustos y piensas qué hacer si aquel que va a salir por tu derecha se salta el ceda el paso (nada extraño, por cierto).

El del autobús para en cualquier lugar y hay que esquivarlo, el camión de la basura bloquea la calle y tengo que buscar una ruta alternativa, totalmente desconocida. Y se pone a llover… dale al limpia, se empaña el parabrisas, tengo que subir las ventanillas y cerrar el techo solar, también bajar la radio que no oigo al niño que llevo detrás. ¿Llevas el cinturón puesto? porque nunca se debe ir sin cinturón, y ya te lo he dicho 10.000 veces!!!

Ahora marcha atrás aunque no sé si quepo en un espacio tan reducido. Y no aparques a oído ni a dos metros de la acera. Cuidado al abrir la puerta que pueden venir coches, cuidado que la policía vigila. Y vienen coches por todas partes, por delante, por detrás, por ambos lados, por arriba y por abajo. Coches, autobuses, camiones, motos, peatones, algún niño despistado, pasos de cebra, semáforos que no todo el mundo respeta, rotondas y más rotondas… buff!!!

Recuerdo perfectamente cómo me sentí el primer día que me enfrenté a la jungla de asfalto con mi carnet de conducir por estrenar. Como un pulpo en el garaje aterrado porque jamás iba a poder controlar. Era demasiado para mi y no entendía como otros y otras lo habían conseguido. Pero ahora todo va como la seda, todo mecanizado e interiorizado, y hasta olvido que estoy conduciendo, marcando cada giro, ajustando la marcha a la velocidad, observando todo lo que me rodea y comentando con mi mujer la última batalla de la peque… casi sin ser consciente de que estoy en la carretera.

Y con la “amiga” diabetes me ocurre algo muy parecido. Cuando me la diagnosticaron me aconsejaron: come bien y a sus horas, haz deporte, no fumes, no bebas, vigila el estrés, conoce bien cómo responde tu cuerpo ante cualquier situación que se presente… Vamos, que tocaba ser un héroe porque conozco a muchas personas “normales” para las que cada uno de esos retos supone esforzarse durante toda la vida y fracasar una y otra vez. Desde luego el reto prometía ser inabarcable aunque la vida me fuera en ello!!!

Pero no ha sido así. Cierto que aún hay veces que peco y pico lo que no debo, que la pereza me puede y no salgo a correr, que me dejo llevar por el exceso de confianza y no uso mi glucómetro, que agasajo a mi paladar con ese rico vino, que paso de lo que pueda suceder y tiro para adelante sin pensar. Y también es cierto que mucho he mecanizado ya: la calculadora de hidratos de carbono funciona de forma automática, ya sé cuánta glucosa consumo en una hora de carrera, identifico una hipoglucemia antes de que me anule y sé cuándo se acerca la angustia descontrolada y esa breve pero intensa depresión azuzada por el miedo. Y sé cuándo acudir al médico y qué recurso utilizar en cada caso, y preparo mis citas, y…

Como siempre sucede, el principio es lo más complicado, pero al andar vas comprobando que haces camino y que ya no tienes que meditar cada paso. Eso sí, hay que saber cómo enfocar la caminata, qué necesitas para llegar al lugar que te has propuesto. Que no lo sabes… Paciente Activo!!! Que el médico no te lo “receta”, reclámalo!!! Es un magnífico punto de partida para caminar, además, con quien vive situaciones como las tuyas y ha tenido miedos y temores clavaditos a los tuyos. Unos pocos conocimientos, algo de apoyo y mucha práctica para ir incorporando a tu forma de hacer lo que realmente te conviene hacer. Después, ya más tranquilo y seguro, hasta jugarás al “veo veo” con tus hijos sin tener que detener el vehículo!!!

Jose Blanco

Y si me fijara en lo que digo?

Sabéis cuándo vais en el metro jugando por ejemplo a candy crush, y se sientan enfrente dos personas que da la sensación de que hace tiempo que no se veían, y desarrollan la mayor parte de la conversación, exponiendo sus males… ¿Os ha pasado?

-» si, si!! Me operaron!! Es que estaba fatal!! Ya me dijeron los cirujanos que habían visto pocos como yo!! «

-» Es que a mi están a punto de operarme, y no se cómo será después de operar, pero ahora es insoportable!! Y encima mi mujer, no deja de decirme, que ella lleva sufriéndolas toda la vida, que soy un quejica!! Menudo ánimo!! «

Y la verdad,  como estoy anclada en una pantalla que no puedo superar hace ya más de tres semanas, la vida me da para escuchar y jugar. Y veo, que el asunto va «in crescendo»! En mi ánimo no está invadir la intimidad de nadie, ni juzgar sus situaciones o preocupaciones, pero no puedo evitar pensar y acordarme de actividades que realizamos en nuestros talleres.

No sé como acabaría el encuentro, si alguien decidiría que su mejor opción es seguir aguantando sus hemorroides o por el contrario decidiría confiar en el criterio médico y aceptar como válida la opción quirúrgica …??? Pero lo que sí es cierto, es que salí del metro pensando en la comunicación eficaz. Os suena la expresión: «conozco esa cara, a mi no me engañas…??» O esta otra: «tu siempre igual!!..??» Pues no quisiera que pensarais que continuamente se equivocan o nos equivocamos al interpretar los gestos, no es eso lo que quiero transmitir, solamente quiero decir, que hay veces en las que para evitar malos entendidos y malos ratos, nos podemos ayudar de una adecuada comunicación.

No siempre resulta útil confiar en las dotes de adivinación de nuestros compañeros. En los talleres, tratamos en varias ocasiones el tema de la comunicación, e intentamos que sea de forma en que el interlocutor no se sienta ni herido, ni amenazado, ni recriminado, ni cuestionado. Para esto, entre otras cosas, utilizamos ejemplos de lo que denominamos mensajes tu ( » date prisa! Siempre llegas tarde!!») y mensajes yo (» es casi la hora,  yo ya estoy preparado, y tu, estás listo?»). Estos últimos son aquellos que recomendamos utilizar, sobretodo con nuestras personas mas allegadas, que son aquellas con las que compartimos durante más tiempo nuestra vida y como consecuencia, nuestra enfermedad. Se trata de una técnica, que como cualquier otra, se aprende a utilizar con el propio uso. Al explicar la actividad, invitamos a los asistentes a que se observen y tomen conciencia de como se expresan habitualmente. Muchas veces, hablamos con nuestras parejas pensando que sin que se lo digamos, deben conocer nuestros sentimientos, emociones o sensaciones, y nos cuesta mantener una postura abierta y transparente. Este tema tiene muy buena aceptación en los talleres, porque cuando lo pruebas, ves que con pequeños cambios obtienes grandes satisfacciones.

Como ejercicio os propondría que probarais a expresar lo que sentís, sin avergonzaros o culpabilizar a nadie por ello, haciéndolo desde la sinceridad más absoluta, aquella que imagino es la que empleamos con nosotros mismos…. Os dejo el foro abierto, para que me contéis lo que pasa….???… Suerte y ánimo!!

Begoña

Creencias

Puedo contaros que mi vida podría haber sido de otra forma, aunque no es así, ya que cuando cumplí 4 años, mi padre murió y tuvimos que mudarnos todos a Madrid, mi madre y mis siete hermanos. Mi madre tuvo que ponerse a trabajar, y nosotros los niños, repartidos. Mis hermanos internos en un colegio y las niñas internas en otro de lunes a viernes durante una dura temporada tanto para mi madre como para nosotros, cada uno lo vivía como le tocaba y podía. No se trata de contaros mi vida que seguro podría ser apasionante, como siento que podría serlo la de cualquier persona, pero si que me crié en un barrio muy muy humilde, de donde recuerdo que siempre quise salir. Quería otra vida, me negaba a creer que por vivir donde me había tocado vivir no podría conseguir lo que sabía que había fuera y que yo quería explorar, y que yo quería vivir. Así que  me esforcé por conseguirlo y muy importante, me lo CREÍ. Ardua tarea ya que pasaron 29 años hasta que me fui, (pero me fui) y ahora con 48 años veo que lo que soy hoy, no podría ser sin haber pasado por todo aquello que no quería…..

Las CREENCIAS se instalan en nosotros a partir de un acontecimiento de referencia que, a veces es un shock. Cuando sucede el acontecimiento, le atribuimos un sentido, tal vez arbitrario, pero  quizás es el único que se le puede dar en ese momento. Es un aprendizaje que te permite adaptarte para sobrevivir,  son como filtros que tenemos entre el mundo y nuestra comprensión de él.

De estas vivencias entre muchas cosas, salió la CREENCIA de que “soy lo suficientemente fuerte y puedo con todo”, de aquí podría sacar muchas cosas positivas, que llamaremos CREENCIAS POTENCIADORAS, como por ejemplo el hecho de tener ese “espíritu de lucha” (es muy cansado, creerme…),  que me hace esforzarme y luchar y me cuesta mucho tirar la toalla, en muchas de mis vivencias  me ha sido y de seguro será muy útil. Sin embargo, aplicando estas creencias con excesiva intensidad (que también hago), hacen que en ocasiones mi comportamiento sea inadecuado y  excesivo como por ejemplo que me cuesta mucho pedir ayuda, incluso excesivo en intensidad, como que asumo responsabilidades en exceso, que no sé decir que no...(estoy en ello…), responsabilidades o roles que no me corresponden o no puedo con ellos, y esto, pesa mucho…(efecto quemada, stress mantenido, etc…). Estos “roles” son comportamientos que  posiblemente se deriven de factores externos (trabajo, jefes, presión ambiental, etc..) o propios (si no lo hago yo, quien lo hará?…tengo que hacer lo imposible...). Algunas de estas creencias pueden ser muy radicales y constituir los propios valores, e incluso estar vinculados al nivel de la identidad, por ejemplo de estas vivencias es posible que saque incluso una “guerra” que tengo abierta contra las injusticias (mis injusticias…) como si fuera una de las misiones de mi vida…..

Creo que somos esclavos de nuestras creencias porque no reflexionamos sobre ellas de manera consciente, para nosotros son evidencias y no se cuestionan. Para mi, son una manera de controlar las cosas…..

No veo fácil  poder transmitir lo que son las CREENCIAS, seguramente un psicólogo, o un coach lo haría genial, pero me he aventurado a hacerlo yo,  porque me apasiona, (y tal vez sea un tanto osada..),  cogiendo por aquí y por allí, definiciones de talleres, cursos, libros, blogs, mezclándolo y poniéndolo en mis propias palabras podría resumirlo más o menos así: “Nuestro entorno y los valores llegan a condicionar como actuamos, las creencias forman nuestra manera de ver y entender el mundo, por supuesto desde nuestra perspectiva, y se van generando a lo largo de nuestra vida. Las creencias influirán en que mejores o no en cualquier ámbito de tu vida, por lo que  se hace importante creérselo para poder conseguirlo, no bastará solo con el esfuerzo ya que  las creencias  deciden como actuamos y si queremos cambiar algo, se hace necesario ver de donde vienen y trabajar por cambiarlas en caso necesario”.

Os dejo con una frase del libro del Doctor Miguel Ruiz “los cuatro acuerdos” que a mi me encanta, la verdad que me encanta el libro entero y si no lo habeis leído, os lo recomiendo: “el autorrechazo nace de la imagen (creencia) que tenemos de lo que significa ser perfecto y de la imposibilidad de alcanzar ese ideal…”

 

Ani Galende

Y mi nuevo propósito?…..por Ani

(A lo largo de estos primeros días y a modo de presentación, los colaboradores habituales de este blog nos vamos a ir presentando. Hemos elegido “y mi nuevo propósito?” como título de esta serie de entradas por ser una herramienta que usamos en nuestros cursos de Paziente Bizia . Paciente Activo para ir consiguiendo nuevas metas y como compromiso con ese nuevo hábito. Sirva cada entrada como presentación)

Mis padres me pusieron de nombre Ana Rosa, el caso es que desde que yo recuerdo, de mi entorno cercano, nadie me ha llamado así, salvo en el colegio y en el trabajo que me llamaban por el apellido, Galende, siempre he sido Ani, Ani Galende., así que con este nombre recuperado en cualquier entorno donde me mueva, (porque me gusta y porque me identifica), me quedo  y con él  me presento..

Creo que en la vida de cada uno de nosotros existe un punto de inflexión, un momento donde si no paras tú la vida se encarga de hacerlo…, eso me pasó a mi, el cuerpo dejó de seguirme, como si cobrara vida propia:

«he llegado hasta aquí, te he sido fiel, te he avisado muchas veces, pero no has querido escucharme, he ido levantando la voz avisándote de que ya no podía más hasta que te he gritado… y ahora, mírame, escucha lo que tengo que decirte…, o yo iré por otro lado»….

!!Y me paré¡¡,  !!ya lo creo que me paré¡¡ !!me paré en seco¡¡ al principio muy muy asustada, sentí miedo, luego enfado, rabia, hasta que comencé a escuchar, a atenderme, a conocerme, a confiar, a aceptar, y comencé a aprender de otra forma, y conseguí asombrarme con el simple hecho de !!estar viva¡¡, porque la vida no la escribes con palabras, la escribes con acciones. Lo que piensas no es importante… lo único importante es lo que haces……y como dice Dalai Lama:

“Sólo existen dos dias en el año en los que nada se puede hacer. Uno se llama ayer y el otro mañana, por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, creer, hacer y principalmente vivir”.

Por eso, porque soy paciente activo, como mi compañero dice, paciente impaciente, porque he tenido cancer y porque no me siento como un paciente. Mi propósito este año es SONREIR y CELEBRAR cada nueva idea que tenga, porque sé que detrás de cada una de ellas, habrá una gran oportunidad.

Y ahora, la oportunidad es de Anjel, a quien cedo el testigo…..

A %d blogueros les gusta esto: