Parece que por fin llega el merecido descanso. Se hacen especialmente largos los últimos días de trabajo. Quieres que pasen, pero es como si el reloj se ralentizara. Llevas tiempo queriendo dejar atrás los madrugones, el estar sujeto a un horario y a unas obligaciones, la tensión, el agobio o el stress.
Empiezas a planear que harás con tu tiempo libre. Quieres organizarlo para poder sacarle el máximo partido. Algunos buscarán paz, no hacer nada o simplemente poder tener tiempo que perder. Otros en cambio, compartirán tiempo con sus familias, visitándolas en los pueblos natales. Habrá quien se decante por el descanso en la zona de playa, o en la montaña, o quien se vaya a ver la mayor cantidad de ruinas que su cerebro sea capaz de procesar. Pero todos, todos los que tenemos enfermedades crónicas, «vacacionamos» con ellas.
He leído que tras el periodo vacacional, es cuando mayor número de divorcios se producen. ¡Qué pena que no podamos divorciarnos de nuestras enfermedades!. Aunque sea nos podrían conceder un » kit kat veraniego»……. No? Me temo que es imposible.
Y así, nos encontramos con que algunos durante sus periodos de descanso, echan por tierra todo el trabajo que habían hecho durante el resto del año para encontrarse mejor. Ganan el peso que habían perdido, dejan de hacer ejercicio y se encuentran cada vez más a disgusto consigo mismos, mas insatisfechos…. Por lo que he pensado proponeros un plan, o mejor me gustaría invitaros a la reflexión.
Soy de las que cree, que en cualquier circunstancia de la vida, tenemos más de una opción. Hasta quedarnos quietos y no hacer nada, ya es una elección en sí misma. Pero también pienso, que sentir que has sido consciente de la decisión, te lleva a estar más seguro de ella, y esto a su vez, te proporciona la confianza y determinación necesarias para llevarlo a cabo….. Y para llegar aquí, el único camino que conozco es la reflexión.
Aquellos que este año vuelvan de sus vacaciones y se divorcien, habrán tenido que pasar por un proceso de análisis de la situación que tenían, y después de valorar todas las opciones posibles e intentar negociar, deciden cual es la válida. Pues esto es lo que os propongo que hagáis con vuestra enfermedad…!! Dado que de ella no nos podemos divorciar, vamos a buscar la reconciliación. Os animo a que dediquéis algo de vuestro tiempo de descanso, a observar como os sentís, a identificar en que situaciones os encontráis mejor, a pensar como durante el año podemos dedicar algo de tiempo a las actividades necesarias para estar bien, a pensar para planificar, siempre con un objetivo claro, nuestro bienestar. En los talleres de paciente activo, compartimos los conocimientos necesarios para el autocuidado. Ahora la pelota está en vuestro tejado, es tiempo de reflexionar sobre cómo estamos y como queremos estar….
Así que ya sabéis…. Es tiempo de reflexionar…. Y sobretodo…. ¡¡De «vacacionar»!! Os dejo con una canción de verano…..
Begoña Belarra