Dulce navidad!

Hoy creo que tengo una responsabilidad mayor al escribir mi post. Es el día de nochebuena, y me parece un día especial.

Esta noche, dejó varias sillas vacías. Tenía varias opciones para celebrarlo, todas muy apetecibles, pero he decidido trabajar, aunque con ello me haya ganado alguna pseudo riña. Así que si, hoy estoy de guardia. Aunque no seamos conscientes de ello en nuestro día a día habitual, siempre hay alguien en el servicio de urgencias y en los hospitales por si lo necesitamos. Permitidme que os diga, que en mi opinión, esto no se paga con dinero.

Me encanta ver la ciudad llena de luces, los escaparates tan bonitos, no me gusta nada la cantidad de gente que hay en todos los comercios, pero si el ambiente, las reuniones familiares, sobretodo si tenéis la misma suerte que yo, y disfrutáis en vuestro entorno de familias bien avenidas con las que poder compartir.

Pero en todas las mesas hay siempre sillas vacías. Puede ser que esas personas que ya no están entre nosotros hayan fallecido, o estén ocupando otras sillas, de manera voluntaria o involuntaria. Hay personas que nos dejan vacíos que no llegamos a llenar en toda una vida. Con eso no quiere decir que no sepamos disfrutar de que lo que tenemos delante, no es eso, sino que siempre que llegue un día especial, esa persona en un momento u otro del día, acabará viniendo a tu mente y tendremos relativa pena de no poder compartir ese tiempo y espacio. Puede ser que estos días, toque convivir con emociones y sentimientos contradictorios, saludos, despedidas, recuerdos, pena, alegría, añoranza, enfados, viejos rencores y todos aquellos que se os ocurran. En mi caso, este es el motivo de que trabaje, siento una silla vacía a mi lado, que me pesa mucho, y aunque no sea lo más indicado, de vez en cuando adoptar la postura del avestruz, me resulta hasta saludable. Y ya sé que en realidad es una tontería, porque no es el único día que está vacía…!! Pero no sé que me pasa con la nochebuena, que tiene un algo que me pone más sentimental. Además la ausencia afortunadamente es temporal, en unos días vuelve mi hijo..!! Y vengo a trabajar, y al no estar en una ambiente familiar, aunque con mis compañer@s me sienta cómoda y querida, me resulta mucho más sencillo sobrellevar esta noche. No penséis que no lo celebramos, eso sí, si el trabajo lo permite, pero hacemos lo posible por tener una noche agradable y divertida.

Recuerdo nochebuenas de mi infancia con mucho cariño, siempre las he celebrado en familia o trabajando. Un año, con menos de 5 años, comí tantos caracoles, que hasta vomité, y ya no los he vuelto a probar en la vida!! Otros años, después de cenar, cantábamos y jugábamos al un, dos, tres. Esperábamos con ansia las fiestas navideñas, porque aunque pertenezco a una familia numerosa, venían tíos y primos con los que habitualmente no estábamos, y nos divertíamos muchísimo!! Planeábamos y organizábamos la diversión!! Mi hermano mayor era el cerebro de la operación. Y ahora, los que antes éramos niños, nos hemos convertido en los padres y madres, y seguimos en la medida que se puede, intentando que nuestros hijos disfruten como nosotros lo hacíamos. Inculcamos lo que a nosotros nos generó recuerdos felices!!!

Y tras la noche, llegará de nuevo el día de Navidad. A mi casa habrá llegado olentzero. Espero que se haya acordado de mí y tenga algún paquete sorpresa para abrir!! Y comida familiar, y nuevo día de excesos en este sentido.

 

Os deseo mucha felicidad estos días y que seáis capaces de fabricar bonitos recuerdos!! Feliz Navidad!!

 

Michael Buble para finalizar, una de mis debilidades ….

 

 

Bego Belarra

Agradecer y celebrar

Si en este momento me pidieran mencionar a todas las personas que me han permitido ser la persona que hoy día soy, obviamente  no podría. Evidentemente estarían las personas más cercanas, la familia de origen, la familia actual, amistades significativas, algunos compañeros, jefes o profesores de  proyectos profesionales, sociales o de procesos de formación. Pero sería consciente de estar dejando en el olvido tantas y tantas personas que a lo largo de mi existencia,  con sus  acciones, han sido de una u otra manera maestros y maestras de mi vida. Sentiría estar siendo injusto. Ser consciente de que han existido  personas que ni recuerdas, resulta frustrante. Por ello, procuro  dar las gracias por lo que recibo y celebrar de inmediato las ocasiones que creo se merecen, por si después no hay ocasión o simplemente, no me acuerdo.

A lo largo de estas semanas estamos desarrollando un nuevo taller de Paciente Activo en el que participo como monitor. Esta es mi sexta colaboración en talleres del Programa y cada vez me asombra más como resulta una experiencia absolutamente única en la que en algún momento aparecen auténticos maestros y maestras de la vida.

La pasada semana ocurrió de nuevo. Todo iba normal, los temas que tratábamos eran “los del manual”, alimentos saludables, etiquetas de nutrición, el sodio, la sal, etc. El ambiente era normal, entramos a abordar como trabajar con la ansiedad y como vivir positivamente y de pronto una historia en primera persona hizo que el resto de los presentes quedáramos sin palabras, quietos, con los ojos enganchados en la protagonista. El relato resultaba absolutamente conmovedor, auténtico, duro, de los que no te dejan indiferente, solo sin palabras.

Todo transcurrió dentro de un respetuoso silencio y al finalizar cada uno dio las gracias a la persona que quiso compartir su experiencia.

Los monitores tenemos instrucciones de no salirnos del guion y por lo general somos bastante cumplidores. Pero esta vez lo que  tocaba era cerrar el manual y escuchar lo que ningún libro puede expresar con la fuerza y determinación que un  participante del taller puede hacerlo y con ello aportar a los demás presentes una lección magistral que sin duda nos hará cambiar algún pensamiento o creencia que nos permitirá crecer y mejorar.

En breve terminaremos los encuentros y habrá finalizado el taller. Para mí podría ser, uno más, pero no. Cada uno es especial, distinto a pesar de haber impartido el mismo temario y con los mismos medios y método. Son esos destellos de maestría de la vida que atesoran muchos de los participantes y que florecen cuando el clima es propicio lo que hacen que cada vez sea una experiencia excepcional. Junto a los agradecimientos por lo compartido y aprendido procederemos a celebrar lo vivido, para que en nuestra memoria quede un recuerdo de alegría y gratidud por todo lo recibido.

Ánjel Irastorza

Todo lo celebramos comiendo y bebiendo!!

La entrada anterior comencé diciendo que mientras millones de personas se mueren de hambre en el mundo, la obesidad adquiere caracteres de epidemia. También comenté que las dos principales causas de la obesidad son la falta de actividad física y el  mayor consumo de alimentos calóricos: grasas y azúcares.

Os habéis parado a pensar que: ¡todo lo celebramos comiendo y bebiendo!

A menudo el acto de comer tiene un valor, un sentido de gratificación  emocional independiente de nuestras necesidades calóricas, asociamos  de forma inconsciente comer y beber con  estados anímicos positivos, a veces cuando no nos sentimos bien lo compensamos comiendo o bebiendo, aunque no tengamos apetito, pero, cuando estamos contentos o queremos celebrar algo, también bebemos y comemos. Conclusión: Consumo excesivo de calorías.

Además las dietas tradicionales han sido reemplazadas por otras  con una mayor densidad energética, lo que significa más grasa, principalmente de origen animal. Menos verduras y fruta, menos fibra.

Tenemos menos tiempo, menos ganas de cocinar y utilizamos más alimentos precocinados y más comida rápida. Como resultado final un balance de energía  positivo, que se va acumulando año tras año, en forma de grasa. Si se ingieren más calorías de las que se        queman el cuerpo humano coge peso, engorda.

No hay alimentos buenos o malos, sino una dieta bien o mal equilibrada. Creo que es importante interiorizar que para comer saludablemente no es necesario hacer dieta, una alimentación saludable es compatible con el placer de comer y con el placer de celebrar y compartir.

Nuestro hijos, sobrinos o nietos observan nuestra manera de comer, nuestras costumbres, los adultos decidimos cuantas golosinas, bollería, cuantos helados y refrescos azucarados van a consumir. No penséis que estoy totalmente en desacuerdo, pero como todo en esta vida el sentido común y el conocimiento son necesarios; de ahí la importancia de impartir unos conocimientos básicos para la confección de menús equilibrados y sanos.

Ahí van  unos consejos para intentar cumplir:

  • Cuanta mayor variedad de alimentos exista en la dieta, mayor garantía de que sea equilibrada y contenga los nutrientes necesarios.
  • Los cereales (pan, pasta, arroz, etc.)las patatas, legumbres deben constituir la base de la alimentación, el 55% de las calorías de la dieta.
  • Se recomienda que las grasas no superen el 30% de la ingesta diaria.
  • Las proteínas deben aportar el 15%  de las calorías totales, combinando proteínas de origen animal y vegetal.
  • Consumir 5 raciones al día de frutas y verduras
  • Moderar el consumo de productos ricos en azúcares simples como golosinas dulces y refrescos.
  • Nunca prescindir del desayuno, que deberá ser completo, compuesto por lácteos, cereales, frutas.
  • Reducir el consumo de sal.
  • Beber entre uno y dos litros de agua.

 

piramide

 

La pirámide alimenticia es una guía para que las personas podamos escoger una dieta saludable. Una orientación sobre cómo debe ser una dieta sana y equilibrada.

Para finalizar, ¿qué os parece involucrar a todos los miembros de la familia en las actividades relacionadas con  la alimentación: Hacer la compra, decidir el menú, preparar y cocinar los alimentos?

Siempre que se tengan dudas a la hora de elegir alimentos o confeccionar una dieta consultar al profesional sanitario más cercano.

 

Itxaso Arévalo

Diabetes y tamborrada: combinación altamente recomendable

 

19 de enero de 2015, 23:55 h. Ataviado de cocinero en la puerta de mi sociedad espero con mis compañeros barriles que comience la izada y con ella cuatro horas de tamborrada por el centro de la ciudad. Estos minutos previos son entretenidos e inquietantes entre la emoción contenida por iniciar la fiesta y la charla y saludos con familiares, amigos y conocidos que se acercan a saludar, bromear y, este año, a practicar profusamente el “selfie”.

Uno de esos conocidos se me acerca y me dice (demostrando clarividencia): “¿qué, de tamborrada, eh?” No cabe más respuesta que la que le doy: sí, claro. Cambia de tema el conocido: “¿pero tú, no eras diabético?” Era, soy y seré le contesto. “Ya, ya”, me dice. Y se descuelga con la pregunta de la década: “¿y los diabéticos podéis salir en tamborradas?” Estoy a puntito de responder con algo del género “no sabía que a los tontos les dejaban salir a la calle pasadas las diez de la noche”; pero, por aquello de mantener el espíritu de la fiesta, el pensamiento positivo y evitar situaciones con alto nivel de estrés, me limito a sonreírle mientras recurro al infalible y multiusos encogimiento de hombros. Dan las doce y comienza la marcha de San Sebastián, que despeja la perturbadora presencia del conocido clarividente.

Comienzan las cuatro horas de recorridos que, entre marchas, dianas, retretas, polkas, bromas, veras y risas dan también para pensar.

¿Qué si podemos los diabéticos salir en tamborradas? ¡Pues claro que sí!

Además de participar en ella, he asistido a la cena previa con mis compañeros tambores y barriles. ¿Cuidados especiales?  Básicamente los de siempre: vistazo al menú para ver por dónde viene la oleada de hidratos y/o grasa de la cena y, una vez detectada en los hojaldritos del surtido de pinchos, la salsa del tournedó y el postre, adopto “medidas de contención de daños”: prescindiré del pan, con lo que además no me empapuzaré echando barquitos a la salsa “Perigourdine” del tournedó (que tiene que estar de muerte, pero que es más saludable dejar, al menos en parte, en el plato). Del postre tamborrero que nos han  preparado dejaré el helado que lo acompaña y los palillos de chocolate (afortunadamente nunca he sido chocolatero) pero no perdonaré el tiramisú que nos han disfrazado de tamborcito, que víspera de San Sebastián sólo hay una. A la ensalada de txangurro no se le pueden hacer objeciones. Con la bebida, la estrategia habitual: agua durante la cena, dos traguitos de cava para los brindis, y la esperanza de que a lo largo de la velada se presente la ocasión de disfrutar de un par de gin tonics. No va a ser la cena más saludable del año, pero un poquito de “contención preventiva de daños” le quita hierro.

Cuando llevo dos horas de tamborrada me vuelvo a acordar del conocido aquel. Y me entra la risa: ¡que si podemos salir en tamborradas! ¡Pero si llevo dos horas de ejercicio intenso, y me quedan otras dos!

Y es que esto de salir de tamborrada son cuatro horas en las que, diabéticos o no, hacemos tres tipos de ejercicio, a saber: a/ marcha normal, caminando a ritmo vivo, b/ marcha con intenso ejercicio aeróbico de las extremidades superiores, cuando además de caminar vamos tocando el tambor o el barril y c/ ejercicio aeróbico extremo de las extremidades superiores: cuando, sin marchar, tocamos todo el repertorio del maestro Sarriegui.

Así que, cuando vuelva a encontrarme con el elemento en cuestión tendré mucho gusto en explicarle que los diabéticos no solo podemos salir en tamborradas, sino que debería ser obligatorio: un servidor, en esas cuatro horas… ¡hace el ejercicio que recomienda la Organización Mundial de la Salud para toda una semana!

Juan Carlos Mendizabal

Y mi nuevo propósito?…..por Ani

(A lo largo de estos primeros días y a modo de presentación, los colaboradores habituales de este blog nos vamos a ir presentando. Hemos elegido “y mi nuevo propósito?” como título de esta serie de entradas por ser una herramienta que usamos en nuestros cursos de Paziente Bizia . Paciente Activo para ir consiguiendo nuevas metas y como compromiso con ese nuevo hábito. Sirva cada entrada como presentación)

Mis padres me pusieron de nombre Ana Rosa, el caso es que desde que yo recuerdo, de mi entorno cercano, nadie me ha llamado así, salvo en el colegio y en el trabajo que me llamaban por el apellido, Galende, siempre he sido Ani, Ani Galende., así que con este nombre recuperado en cualquier entorno donde me mueva, (porque me gusta y porque me identifica), me quedo  y con él  me presento..

Creo que en la vida de cada uno de nosotros existe un punto de inflexión, un momento donde si no paras tú la vida se encarga de hacerlo…, eso me pasó a mi, el cuerpo dejó de seguirme, como si cobrara vida propia:

«he llegado hasta aquí, te he sido fiel, te he avisado muchas veces, pero no has querido escucharme, he ido levantando la voz avisándote de que ya no podía más hasta que te he gritado… y ahora, mírame, escucha lo que tengo que decirte…, o yo iré por otro lado»….

!!Y me paré¡¡,  !!ya lo creo que me paré¡¡ !!me paré en seco¡¡ al principio muy muy asustada, sentí miedo, luego enfado, rabia, hasta que comencé a escuchar, a atenderme, a conocerme, a confiar, a aceptar, y comencé a aprender de otra forma, y conseguí asombrarme con el simple hecho de !!estar viva¡¡, porque la vida no la escribes con palabras, la escribes con acciones. Lo que piensas no es importante… lo único importante es lo que haces……y como dice Dalai Lama:

“Sólo existen dos dias en el año en los que nada se puede hacer. Uno se llama ayer y el otro mañana, por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, creer, hacer y principalmente vivir”.

Por eso, porque soy paciente activo, como mi compañero dice, paciente impaciente, porque he tenido cancer y porque no me siento como un paciente. Mi propósito este año es SONREIR y CELEBRAR cada nueva idea que tenga, porque sé que detrás de cada una de ellas, habrá una gran oportunidad.

Y ahora, la oportunidad es de Anjel, a quien cedo el testigo…..

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