Urte berria: Asmo berri onak eta zentzugabekeriak. Nuevo Año: Propósitos y despropósitos.

Urte hasiera, egutegi aldaketa eta 365 egun aurretik.

Principio de año, cambio de calendario y aparición de 365 días en blanco por el horizonte en los que… ¿qué?

Urte berri bate hasieran galdera asko sortzen zaizkigu: Eta orain zer?, Zer nahi dut egin?, Zer nahi dut aldatu?…

En ese momento el nuevo año puede convertirse en algo insuperable, interminable e inabarcable por donde ir a la deriva durante doce meses sin saber con claridad aquello de “y ahora, ¿qué?”. ¿A dónde voy, qué quiero iniciar, cambiar, finalizar o continuar este año?

Quizás sea que nos presentamos ante el nuevo año de repente, de frente y mirando hacia adelante; intentando pasar página y comenzar una nueva orientados sólo hacia el futuro. Es, al menos para mí, difícil comenzar así.

Batzuetan, gure helburura iritsi beharrean, erdi bidean geratzen gara.

La página en blanco (de 365 días de extensión) se puede convertir en un páramo inmenso donde nuestro propósitos, e incluso nuestros despropósitos, tengan más probabilidades de zozobrar que de llegar a destino.

Aurten nire helburua lortzeko hainbat gauza egin ditut.

Así que este año he hecho varias cosas para intentar que propósitos y despropósitos entren en juego con más esperanza de éxito:

índice

Urtea pixka bat beranduago hasten dela erabaki dut, urtarrilak 8 inguruan, berriz ere eguneroko ohiturak hartzen ditugunean.

Primero: he decidido que el año empieza un poco más tarde, hacia el 8 de enero, después de esa anomalía cósmica tan grande llamada navidades que puede llegar a distorsionar cualquier cosa engullendo todo atisbo de cordura.

El ocho, con la vida real instalada en el escenario real y habitual por donde suele discurrir, me parece más razonable que el uno a las 00:00 para valorar cosas importantes y tomar determinaciones. La realidad desde lo cotidiano parece más real y las luces y las sombras ni deslumbran ni ciegan del todo: encuentran toda una gama de grises que hacen posible la coexistencia de nuestras luces y nuestras sombras.

Urte batek besteari jarraitzen dio. Aurreko urtetako esperientziak eta bizi izan duguna kontuan izan behar dugu.

Segundo: un año sigue a otro, como el día a la noche. No me parece justo con el año anterior descartarlo y declararlo caducado sin más por la llegada de otro.

Mis propósitos y despropósitos no pueden sostenerse en la nada, o en la mera ilusión sin respaldo en mi experiencia, ignorando lo vivido. Necesitan, para llegar a algún sitio, un punto de partida (bueno, malo o regular) al que poder regresar o al que intentar no volver nunca; pero si sé de donde salgo ya tengo un referente (bueno o malo) para la singladura de este año.

Asmo berri on baikorrak pentsatu.

Tercero: Propósitos positivos sí, de esos de los que solemos hablar por aquí; pero también despropósitos que harán más llevaderos esos propósitos que a veces exigen esfuerzo y sacrificio que es preciso compensar. Al fin y al cabo, somos nuestra más apreciada mascota.

2018.urterako nire asmo berri ona nire diabetesa kontrolpean edukitzea izango da.

2018, propósito inicial y general: mantener el éxito en el control de mi diabetes que, después de mucho tiempo, he comenzado a conseguir hace unos meses. Con mantener mis niveles actuales de glucosa seré el diabético más feliz de Osakidetza, ya que estaré en los niveles (casi, casi) de un no diabético.

Beraz tratamendua jarraitu beharko dut, ariketa fisiko egin, elikadura osasuntsu bat eraman eta pentsaera positibo bat izan.

Así que: adhesión al tratamiento, mis al menos 45 minutos de actividad física al día, afianzar la forma más saludable de comer que he ido incorporando al día a día, pensamiento positivo (que no feliciano) y teoría general de la relatividad general que, con permiso de Einstein, se puede resumir en que no hay nada que no sea irresoluble, siempre encontrarás alguien mucho más jodido que tú mismo y en que lo que no mata engorda.

Y despropósitos, muchos: todos los que me permitan mantenerme en lo conseguido en 2017, los que me ayuden a poner en práctica mis propósitos para 2018 y poder seguir llevando la forma de vida que hace que me guste la vida.

Urte zoriontsua izan dezazuela. Feliz Año.

Juan Carlos Mendizabal

 

Berriz hasten (III). Volviendo a empezar (III)

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Denbora daramat diabetesarekin elkarbizitzen. Intsulina azkarra eta mantsoa dira nire tratamenduaren oinarria.

Ya han pasado unos meses desde que inicié esta nueva etapa en mi convivencia con la diabetes que, poco a poco, me iba ganado la partida y amenazando mi calidad de vida presente y futura. Ahora la base del tratamiento es la insulina, combinando la rápida y la lenta.

Gauza berri asko ikasi ditut.

Ha habido de todo: aprendizajes, reaprendizajes (pincharse al menos tres veces al día no es lo mismo que hacerlo un par de veces por semana), descubrimientos (resulta que me terminan gustando las ensaladas) y redescubrimientos (las aplicaciones en el móvil  para el control de glucemia y las de marcarse objetivos de actividad física que siempre pensé que eran para otros han irrumpido en mi vida para quedarse y hoy me resultan herramientas muy útiles).

Asmo berri on asko bete baditut ere beste hainbat bidean geratu zaizkit.

Propósitos cumplidos, propósitos fallidos, y hasta algunos despropósitos: ¡a la mierda con todo este rollo, que no consigo bajar de 180 y no veo más que acelgas en mi plato desde hace una semana!…

Egun onak, egun txarrak eta nola-halako egunak izan ditut.

Vamos: días buenos, días regulares y días malos, como la vida misma, seas o no seas diabético.

Ustekabe onak eta ez hain onak, desiluzioak… izan ditut.

También ha habido días de sorpresas: desagradables y/o desilusionadoras (¿cómo diablos doy esta cifra tan alta si he sido el mejor de los pacientes estos dos últimos días?); y agradables (oye, ¡que funciona, que puedo estar en cifras de esas que la OMS dice que son las “normales” y que yo no veía desde hace…!).

Ez naiz bakarrik egon, beti egon da norbait nitaz arduratzen eta animoak ematen. Eskerrik asko denei.

Todos ellos han sido días en los que, si miro hacia atrás, compruebo que no he estado sólo. Siempre ha habido alguien implicado y comprometido con mi salud. Hay quien muestra interés y da ánimo cuando se entera de que estoy en plena adaptación a las cuatro inyecciones de insulina al día; quien comparte y aporta su experiencia o la de alguien próximo que ha pasado por esta fase; quien sabiendo cómo estoy hace el esfuerzo de preparar esa comida que teníamos prevista pensando en lo más conveniente para mí, quien me aguanta los rollos que de vez en cuando necesito soltar, y la mala leche que se acumula los días en que esto no funciona y no sé por qué no funciona.

Y en casa está la que, sin necesitarlo para ella, adapta sus hábitos de vida, de ejercicio y alimentación para que a mí se me haga más sencillo cambiar los míos. Y lo consigue. Gracias.

Erabaki asko hartu behar izan ditut egunero; autobusa ez hartzea ibiltzen joateko, janari osasuntsuagoak aukeratzea…

Han sido, sobre todo, días de tomar decisiones (unas cuantas al día), todos y cada uno de ellos, como también lo serán los que vayan llegando.

Son decisiones pequeñas sobre cosas cotidianas: no cojo el autobús y voy dando un paseo y sumo unos minutos de “actividad saludable” a este día. Casi, casi no me pido el escalope con patatas (que me encanta) pero que es sumar rebozados y papas y me lo pido con una ensalada. Me compro esas zapatillas de deporte (hace 10 años que no tenía unas) y las estreno dando paseos por toda esa cantidad de sitios  magníficos, bonitos y llanos que tiene esta ciudad.

Aldaketa txikiak eginez, nire bizitza hobetzen joan da.

Decisiones pequeñas sobre cosas cotidianas que se van sumando y complementando y acaban cambiando hábitos y, con ellos la vida misma, a mejor.

También ha habido que tomar decisiones sobre el tratamiento: cambiar el tipo de insulina, retirar una pastilla, poner otra, reforzar, ajustar…

Ensayo y error, como casi cualquier cosa en la vida. Y ahí han estado los profesionales (especialistas, educadora, enfermería y atención primaria), aportando su asesoramiento, su conocimiento y proponiendo los cambios y sugerencias para mi tratamiento. Poniendo en juego sus herramientas y experiencia para que yo consiga un cada vez mejor control, una calidad de vida cada vez mayor, sin renunciar a la forma de vida que deseo tener.

Nire azukre maila asko hobetu da eta baita nire analisien emaitzak ere. Egunero erabaki berriak hartzen jarraituko dut, hobetzen joateko.

¿Qué cómo me ha ido con mi azúcar? Pues me está yendo bien: casi cuatro puntos de bajada en la glicosilada en estos meses (y bajando…); y un colesterol y unos triglicéridos de (casi, casi)  un bebé de teta… bien, va bien. Hay margen de mejora, y hacia él voy. A seguir tomando decisiones cada día, varias veces al día. De eso se trata.

Podéis leer  aquí mis post anteriores a este Berriro hastera! ¡Volver a empezar! y Berriro hasten (I). Volviendo a empezar (I)

Juan Carlos Mendizabal

Berriz hasten (II). Volviendo a empezar (II)

Diabeteseko hezitzailearekin lehenengo hitzordua eduki baino lehen hamaika zalatza sortzen zaizkit.

Primera cita con la educadora en diabetes. ¿De qué irá esto? ¿Me va a explicar en qué consiste la diabetes? ¿Me va a decir lo que tengo que hacer y lo que no tengo que hacer? ¿Me pondrá a dieta? ¿Me reñirá? ¿Me despejará las dudas y temores sobre el nuevo régimen de insulina? ¿Entenderé algo? ¿Me… yo qué sé?

Hospitalera iritsi, eta irrifar batekin jasotzen nau.

Muchas preguntas, unas desde la simple curiosidad, otras acompañadas de cierto temor o incertidumbre. Lo mejor para salir de dudas: acudir. Así que, con tiempo por aquello de tener unos minutos para repasar lo que quiero plantear, me voy para el hospital. Espera corta y para adentro. Me recibe con una sonrisa que ayuda a romper el hielo y a relajarme.

Intsulina eta karbohidratoei buruzko azalpenak jasotzen ditut.

No me explica qué es la diabetes. A estas alturas se supone que ya debo saberlo. Vamos derechos al grano: insulina rápida y contar unidades de hidratos y de los demás grupos de nutrientes. Eso es lo primero que tengo que aprender, que en eso es dónde me voy a jugar en adelante una buena parte de controlar o no el azúcar en mi sangre.

Larruazalpeko injekzioa denez, 0,8mm-ko orratza erabili beharrean, 0,5mm-koa erabili behar dudala esaten dit.

Comenzamos desmontando también alguna idea errónea que me acompaña hace tiempo: aguja de 0,8 o de 0,5 milímetros. Mejor 0,5: se trata de una inyección subcutánea y con la más larga corro riesgo de que sea intramuscular con lo que perdería efecto. Y como siempre, mantener unos segundos la pluma pulsada tras inyectar.

Hiru otordu nagusien aurretik, behatza ziztatu beharko dut eta ondoren, intsulina azkarra jarri emandako jarraibideak kontuan hartuz.

Insulina rápida. Antes de las tres comidas principales según lo pautado y corrección al alza o a la baja en función de dos factores: la cifra de azúcar con la que llego y la cantidad de hidratos que preveo en la comida. Y aquí ya van a cambiar los hábitos que he seguido   hasta hoy.

Para tomar pastillas para la diabetes me bastaba con rellenar semanalmente el pastillero y acordarme de tenerlo a la vista en las comidas. Ni cálculos, ni decisiones, simple rutina mecánica.

Nire azukre maila zein den eta hartuko ditudan karbohidratoen kopurua zein izango den jakin ondoren, jarri beharreko intsulina azkarra kalkulatu beharko dut.

Ahora ya no. Primero tengo que obtener datos (pinchazo en el dedo, gotita de sangre en la tira reactiva, y a ver qué dice el medidor) y según el azúcar con el que llegue y a la vista de lo que preveo comer (especialmente las unidades de hidratos) debo calcular las unidades de rápida que necesito inyectarme. Vamos, que el tema va de tomar decisiones varias veces al día valorando diversas variantes. Necesito ser más proactivo con esto de la insulina rápida.

Todo esto precisa de una “impedimenta” o pack (lanceta, medidor, tiras, pluma de insulina, la chuleta con el baremo de insulina, la libretita para ir apuntando…) cuyo acarreo debo gestionar a diario. Y puede parecer una tontería, pero para los que gustamos y disfrutamos de ir con los bolsillos ligeros… (gracias a los bolsos de nuestras parejas…) esta es una primera “molestia” a gestionar.

También está el tema del faquirismo de pincharse los dedos para obtener la gotita de sangre para medir la glucosa en sangre por lo menos tres veces al día, todos los días.

Hasta ahora lo habitual (para mí) era un solo pinchacito mañanero, y no todos los días. El asunto es un poquito doloroso, no por un pinchazo, sino por la acumulación de ellos. Por mucho que alternemos, terminan dejando los dedos doloridos. No es insoportable, no, pero sí molesto, y no sólo físicamente.

Leo que Osakidetza va a proporcionar pronto (de momento a los menores) el sistema de parche en el brazo para medir el azúcar, que simplifica enormemente las mediciones diarias. Buena noticia que de momento alcanza a quienes creo que más lo precisan y que (crucemos los dedos) ojalá se vaya ampliando poco a poco al resto del colectivo.

Material ugari jasotzen dut Osakidetzaren eskutik. Zorionekoa eta benetan esker onekoa sentitzen naiz  dugun osasun publikoarekin.

Ver la cantidad de material que recibo para el control del azúcar por parte de Osakidetza me resulta abrumador y siempre me siento afortunado y agradecido por contar con la sanidad pública de que disponemos. Debe ser mucho más complicado convivir con la diabetes en muchos sitios del mundo, y no sólo en el tercer mundo, sino también en lugares tan “avanzados” como los Estados Unidos dónde la sanidad está mayoritariamente en manos privadas.

Descubro también que realizar todo este “protocolo” de medición e inyección en casa o en el despacho (donde puedo gozar del espacio, la privacidad y el tiempo que resulten necesarios para hacerlo con tranquilidad) no es problemático; pero que hay ocasiones en las que me toca “jugar fuera de casa” y hay que improvisar, detectar momentos y oportunidades, buscar la privacidad imprescindible y actuar con eficacia y rapidez en situaciones un poquito adversas. No es un drama: pero hay que aprender también a gestionar esto, y al principio la expectativa de un viaje, o de una simple comida o cena fuera de casa conlleva también una pequeña incertidumbre y cierta tensión por saber cómo resolveré el asunto. Al final, siempre se resuelve.

A

Hasieran, sabelean ziztatzeak “errespetua” ematen badit ere, aste baten ondoren erreza egiten zait.

Surge el tema de en qué parte del cuerpo inyectarse la insulina y con él un cierto repelús que me da la idea de tener que inyectarme en el abdomen. La teoría está clara, pero de entrada me da un no sé qué… nunca lo he hecho. En una semana se me pasa y acaba pareciéndome sencillo y fácil.

Hemendik aste batzuetara, endokrinoarekin dut hitzordua.

Se me ha pasado volando la primera cita con la educadora, que es un encanto. Me ha proporcionado unas pautas claras, ha ido despejando mis principales dudas, y ahora me toca a mí poner en juego conocimiento y voluntad con estas novedades y, como siempre proactividad en la alimentación saludable, el ejercicio diario y el pensamiento positivo. Y en unas semanas, cita con el endocrino.

Jarraituko du…

Continuará…

Juan Carlos Mendizábal

Berriro hasten (I). Volviendo a empezar (I)

Nire azken analisien ondoren, berriz hasi behar dut. Erraza da esatea, baina nola egiten da?

Después de mis últimos análisis (aquellos llenos de estrellitas) me toca volver a empezar. Esto resulta fácil decirlo, pero ¿cómo se hace?

Lehendabizi: Hasierako momentu txarra pasa eta ez hartu berealdiko erabakiak.

Primero: pasar el mal rato inicial. Cuando todo parece oscurecerse y las estrellitas de la hoja de analítica no iluminan nada y lo único que hacen es proyectar sombra sobre el día a día y el futuro es mejor (al menos para mí) no precipitarme tomando decisiones a la tremenda.

Gertatutakoa hausnartu. Ondo eta gaizki egindako gauzak kontuan izan eta ditudan baliabideak hausnartu.

Es momento de analizar qué me ha pasado y qué no me ha pasado, de detectar aciertos y fallos; fortalezas y debilidades. Es tiempo de valorar mis propios recursos (los que mejor y peor manejo) y de tener en cuenta los que la ayuda de otros me puedan sugerir o proporcionar.

Momentu txarrak pasa eta etorkizunerako ondorioak atera.

Los malos ratos también hay que pasarlos. De ellos se extraen orientaciones y conclusiones para el futuro. Pero hay que pasarlos, y dejarlos atrás. No vale la pena instalarme en ellos y acomodarme en la lamentación, el fatalismo o el victimismo. Eso es rendirse. Eso es entregar mi capacidad de decidir sobre mi vida a una enfermedad crónica, como si ya me hubiese ganado la partida. Yo no quiero vivir mi vida así

Berriz hastea erabaki.

Hay cosas para volver a empezar que dependen exclusivamente de mí, y, en especial la más importante: la voluntad de hacerlo convertida en decisión de hacerlo. Esa decisión no ha sido difícil. Tengo muy claro que quien debe tener en sus manos las riendas de mi vida soy yo, en todo. También en controlar mi diabetes. Nadie puede decidir eso por mí. Vale, lo tengo claro. Y, ahora ¿qué más?

Nire osasun zentroko sendagileak proposatu didan bezala diabeteseko unitatera joan.

Afortunadamente mi médico de asistencia primaria da un primer paso por mí: me propone que me valoren en la unidad de diabetes visto el mal control que estoy teniendo.

Bertan, nire diabetesa hobetzeko, informazioa, aholkularitza, eta tresna desberdinak eskeniko dizkidate.

Me pregunta si estoy de acuerdo y le digo que sí, ya que confío en ella (es de las que miran a la persona a los ojos y no sólo a la pantalla del ordenador durante la consulta) y creo que es la profesional que mejor me puede dirigir en este momento a dónde me brinden más información, asesoramiento y herramientas para mejorar el control de la glucosa en mi sangre. Me pide hora en la unidad de diabetes, pero en ningún momento siento que me esté “largando” al especialista y quiera desentenderse de mí. Quedo en volver para ir compartiendo los pasos que vayamos dando.

Diabeteseko uniatera joateko eguna iristen da.

Unos días después llega el momento de la primera cita en la unidad de diabetes del hospital. Nunca he acudido a esa unidad, así que voy con tiempo para localizar el sitio en ese pequeño gran laberinto que puede ser un hospital para quienes no trabajamos en él. Mientras espero voy repasando mentalmente lo que aprendemos en el programa Paciente Activo sobre “preparar la visita al médico”, no me da tiempo a mucho ya que a los pocos minutos se abre una puerta y se asoma un señor de bata blanca que me llama por mi nombre y me invita a pasar a su despacho.

Resulta que me ha tocado con el jefe de la unidad (no sé si eso es bueno o malo) que me recibe con mucha amabilidad. Se le nota que tiene experiencia en hacer que esa primera cita no se nos haga muy cuesta arriba a los debutantes y en pocos minutos la charla es fluida y confiada.

Kontsultan esandako bi esaldirekin geratzen naiz: “Momentu hauetan odolean duzun azukre kantitatea toxikoa da” eta “aholkuak eskeni diezaizkizuket baina zure esku dago”.

De las muchas cosas que me comenta y explica, me quedo con dos: “el nivel de azúcar que tienes en estos momentos en tu sangre es tóxico” y “te podemos ofrecer asesoramiento y consejo sanitario, pero el que decide y hace eres tú”.

La primera afirmación me deja preocupado ya que nunca hasta ese momento había visto el azúcar alto como un tóxico, vamos, como un veneno, que va deteriorando mi salud de una manera tan clara y gráfica.

La segunda me gusta y me sitúa de manera tranquila, ya que deja definida cuál será la dinámica de nuestra relación y el papel de cada uno en ella: él y el resto de la unidad aconsejan, asesoran y ofrecen herramientas; y yo soy quien tiene que asumir y llevar a cabo el trabajo diario de controlar adecuadamente el azúcar. Siempre he pensado que ese debe ser el esquema, y ahora me toca volver a empezar sabiendo cuál es mi papel en él y dónde tengo que centrar mis esfuerzos.

También me deja claro el doctor un punto que, en el fondo de mí, siempre he tocado muy de pasada, evitándolo, en la vana esperanza de que por no mentarlo, no llegaría a plantearse: la insulina rápida.

Azukrearen kontrol hobea nahi badut, intsulina azkarra jarri behar dudala esan didate, eta horrek ikara sortzen dit

Hasta ahora es algo que me resulta cómodo ya que sólo me inyecto la lenta antes de acostarme, sin que eso condicione ni interfiera con mis hábitos de vida. Pero parece que para un mejor control debo comenzar también a inyectarme insulina rápida, antes de cada comida, lo que me despierta temores, y dibuja en el horizonte de mí día a día bastantes interrogantes que tienen en común la sensación de incomodidad, molestias, dependencia y falta de libertad.

Hurrengo txanda 3 hilabetetarako eman dit.

Así que, con ese anuncio de que me tendré que inyectar antes de cada comida, me cita para dentro de tres meses, y para unos pocos días después con la educadora en diabetes, que es quien me explicará está nueva dimensión que va a tomar mi vida.

Continuará…

El control de la diabetes es uno de
los compromisos. SHUTTERSTOCK Glucómetro

Juan Carlos Mendizabal

#Hipogluzemia #Hipoglucemia

hipoglucemia

Miguel Indurainen jarraitzaileak bazarete ziur oroituko zaretela 1996ko Tourrean Les Arcsera igotzean izan zuen ahuleriaz.

Recuerdo haber pasado muchos buenos ratos viendo a Miguel Indurain. No puedo decir que sea aficionada al ciclismo, pero sí que lo era a este gran ciclista en concreto. Para aquellos que no le conocéis, fue el ganador del tour de Francia desde 1991 hasta 1995. Tenía muchísimos seguidores, que seguro deseaban que ganara también en el 96.  Desafortunadamente no fue así.  Si le seguíais, seguro que recordareis  la famosa pájara que tuvo subiendo a Les Arcs en el tour de 1996. Me gustaría aprovechar este recuerdo para explicar que le paso ese día.

Ariketa fisikoa egitean glukosaren beharra igo egiten da. Behar baino glukosa gehiago badugu, gorputzak gorde egiten du ariketa fisikoa egiten gaudenerako edo baraualdirako. Gure glukosa erreserbak bukatuz gero, ahuldadea nabarituko dugu, hau da hipogluzemia bat. Hipogluzemia, odoleko glukosa, maila gomendagarri batetik jaisten denean gertatzen da.

Durante el ejercicio físico, nuestras necesidades de glucosa aumentan. La glucosa es el alimento con el que se nutren nuestras células. La obtenemos de los alimentos. Si consumimos más de la que necesitamos, el cuerpo la almacena para poder utilizarla en situaciones de ejercicio o ayuno prolongado en el tiempo. Si el desgaste que tenemos ha agotado nuestra reserva, tendremos lo que se denomina una pájara. Cursa con hipoglucemia, lo que significa que nuestra glucosa en sangre está por debajo del nivel recomendable.

Oso garrantzitsua da sintomak ezagutzea: zurbiltasuna, dardarak, izerdia, ahuldadea, bihotz taupada azkarrak, gosea, ikusmen bikoitza, zorabioa, irritabilitatea, kontzientzia galera edo koma.

Las personas con diabetes que llevan tratamientos con insulina o antidiabéticos orales, pueden sufrir hipoglucemias. Es importante que conozcan los síntomas que produce, estos son: palidez, temblores, sudoración, sensación de debilidad, palpitaciones, hambre, visión borrosa, mareo, irritabilidad e incluso pérdida de conciencia y coma. No es necesario que se presenten todos. Pero si eres diabético o cuidador de uno es importante conocerlos, para poder reconocer la situación y resolverla con rapidez. Si disponéis de glucómetro en casa, es el momento de utilizarlo para confirmar que el nivel de glucosa está por debajo de 70 mg/ml. Hay personas que han sufrido muchas, y al haberse repetido tantas veces, el cuerpo necesita un nivel más bajo para dar síntomas, lo que hace que la situación sea más peligrosa.

Hipogluzemia baten aurrean, pausu hauek jarraitu behar dira:

Una vez confirmada, la prioridad será subir el nivel de glucosa en sangre. Para esto podéis hacer varias cosas, que en vuestro caso en concreto será vuestro médico o enfermera quien os marcará la prioridad. Para aquellos que no lo tenéis claro, os doy unas pautas generales:

     – Glukometroa edukiz gero, odoleko glukosa maila begiratu.

               – Ariketa fisikoa egiteari utzi.

-cesar la actividad física.

– Ura azukrearekin hartu eta ondoren fruta edo ogitarteko bat jan.

– tomar agua templada con una cucharada de azúcar y después una pieza de fruta,  o un bocadillo pequeño. Si se produce poco antes de la hora de una comida principal, adelantarla.

– 15 minutura sintomak ez badira hobetzen, aurreko pausua errepikatu.

– si 15 minutos después de la ingesta no mejoran los síntomas, repetir todo el ciclo.

– 15 minutura berdin jarraituz gero, sendagileari deitu.

               – si a los 15 minutos tampoco mejora, avisar al médico con rapidez.

               – Glukagoi injekzioa jarri etxean edukiz gero.

– algunos diabéticos tienen en casa inyecciones de glucagón (deben guardarse en la nevera) para utilizarlas en estos casos. Si vuestro medico cree conveniente que la tengáis os la prescribirá.

Si habéis tenido una hipoglucemia aislada, en la próxima visita a vuestro referente de salud, se lo comunicáis. Si se repiten con frecuencia,  conviene adelantar la cita y consultarlo.

Y ya que hemos empezado con uno de los reyes del ciclismo, veo acertado cerrar con una de las reinas, pero esta vez de la salsa… azúcar…!!!

 

                                                                                                            Begoña Belarra

Ojo con la diabetes

Magdalena Vázquez

Hoy, 14 de noviembre, es el día mundial de la Diabetes. Se considera, junto con la obesidad, la epidemia del siglo XXI

El lema elegido  este año es:  OJO CON LA DIABETES.

Las actividades de este año buscan la promoción de dos mensajes,

La detección de la diabetes tipo 2, porque una de cada dos personas que la sufren, no la tienen diagnosticada. Y el diagnostico de la enfermedad es crucial para prevenir, modificar y reducir el curso de  las complicaciones que de ella se derivan. Como todos  sabemos, una persona con diabetes tipo 2 puede vivir muchos años sin que la enfermedad muestre síntomas. Mientras tanto el azúcar alto en sangre va dañando órganos vitales como los ojos o los riñones.

Si crees que estas incluido en alguno de los factores de riesgo o tienes algún síntoma o signo de padecer una diabetes, consulta con los profesionales. Durante todo el año se realizan cribados para detectar la enfermedad.

En el día mundial de la Diabetes asociaciones y profesionales, salen a la calle a realizar glucosas capilares. Es una prueba sencilla e indolora que puede darnos una idea de cómo esta nuestro azúcar en sangre. No dejes pasar la oportunidad si te encuentras con ellos, de que te la realicen. Si todo va bien enhorabuena. Si no va tan bien acude a los profesionales para que ellos hagan un diagnostico certero. Recuerda que la mitad de las personas padecen diabetes sin saberlo.

La detección de las complicaciones de la diabetes, que es parte esencial del control de la diabetes. Y el claro objetivo es evitarlas, que no se produzcan.

Una vez detectada la enfermedad, tendremos que vivir con ella el resto de nuestros días. No se cura, pero si se puede controlar de manera que el daño que pueda realizar en nuestro organismo sea mínimo o inexistente.

La prevención de estos daños pasa por estilos de vida saludables:

  • Mantener el peso óptimo.
  • Realizar una dieta equilibrada.
  • Evitar el sedentarismo.
  • Evitar el tabaquismo.

Hay que tener presente que los pequeños cambios que hagamos en nuestro estilo de vida, supone grandes cambios en la salud.

Es una carrera de larga distancia en la que paso a paso nos vamos acercando a la meta que no es otra que la de mantener nuestro cuerpo en las mejores condiciones posibles ya que trabajamos para tener un futuro mejor, libre de  complicaciones.

Debido al aumento exponencial de obesidad y diabetes en la infancia y la adolescencia es muy importante, de cara al futuro, tener en cuenta que todo lo que hagamos para nosotros es el legado que dejamos a nuestros hijos.

Una dieta equilibrada donde la comida basura sea algo muy muy circunstancial. Compartir con ellos el ejercicio físico que tanto beneficio nos aporta. No fumar nunca delante de ellos, si somos fumadores. O mejor aún, dejar de fumar. ES LA MEJOR HERENCIA PARA UN FUTURO MEJOR.

 

 

 

 

La comunicación con el profesional sanitario

Juan Carlos Mendizabal

Como paciente diabético he ido asumiendo que tengo que integrar la enfermedad crónica (condición que me acompañará mientras viva) entre mis responsabilidades diarias (igual que la familia, amigos, trabajo, etc.). En este camino he encontrado la necesidad de comunicar con los profesionales sanitarios, y revisar qué papel tiene en mi proyecto.

Lo primero que tengo claro es que esa comunicación es una necesidad: yo no soy médico, ni tengo formación sanitaria ni conocimientos o medios a mi alcance para controlar solo mi diabetes.

Como paciente activo pongo en marcha lo que yo puedo aportar: la decisión de cuidarme permanentemente y la intención (muchas veces no alcanzada ni cumplida) de desarrollar hábitos de vida que ayuden a un buen control del azúcar.

Eso no es suficiente. Necesito también la implicación del sanitario para llevar a cabo mi decisión. Para ello, el primer paso ha sido identificar a estos profesionales como colaboradores, con un papel muy importante, en mi proyecto de tener la mejor calidad de vida posible en mi enfermedad crónica.

Es un momento de inflexión que produce un cambio fundamental: dejar de ver a los profesionales de la sanidad como:

  • Personas ajenas a mi vida cotidiana que intentan incidir en ella desde unos conocimientos que yo no tengo ni entiendo.
  • Personas que intentan (dicen que por mi bien) imponer normas y limitaciones en mi vida cotidiana sin preguntarme si yo deseo o necesito algo de eso, o si estoy de acuerdo, o si lo entiendo. Periódicamente me recuerdan las limitaciones que me impone la diabetes en un “idioma” que muchas veces me resulta incomprensible.
  • Personas a los que de vez en cuando les cuento alguna historieta para ver si me dejan tranquilo.

Esa imagen del profesional sanitario la he vivido en etapas en que percibía mi enfermedad como una molestia pasajera que podía ser controlada con un poco de medicación  y sin demasiados cuidados ni esfuerzos por mi parte.

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Esa imagen ha ido cediendo en la medida en que he asumido que la enfermedad es permanente, y o me encargo de ella o sus efectos minarán mi calidad de vida cotidiana. La diabetes es mía, y no la tengo porque me la diagnostique el médico o me la ayude a controlar la enfermera. La responsabilidad de enfrentarla es también mía y la decisión de comenzar a hacerlo también me corresponde sólo a mí.

A partir de ahí ha surgido también una nueva percepción de los profesionales de la salud, como colaboradores implicados en una decisión, en un proyecto importante para mí.

Tener una buena sintonía con quien quiero que colabore conmigo, me lleva a descubrir que tengo que comunicarme con él de otra manera, más participativa, comprometida y segura. Tengo que conseguir que los sanitarios pasen a ser:

  • Personas expertas que me aportan conocimientos, orientación, consejo, herramientas, apoyo…
  • Personas que se implican con mi decisión de tomar un papel activo en el control de mi diabetes.
  • Personas que comparten y con las que comparto cosas importantes desde la cercanía y la confianza.

Tengo que comenzar a comunicarme con ellos de otra manera, porque descubro que hasta ese momento,  me he presentado ante ellos:

  • Como el contenido de un papel con datos que me daba un médico para que lo entregase a otro médico capaz de descifrarlo y saber qué me pasa y cómo se arregla.
  • Como la víctima propiciatoria resignada a que me quiten las pequeñas alegrías de mí día a día.
  • Como un objeto de adivinación: “este de la bata blanca que ha debido estudiar mucho, que demuestre lo listo que es, y que adivine lo que me pasa y lo arregle”.
  • Como alguien ante quien asentir a todo lo que me diga durante los 5 minutillos que me va a dedicar, que luego ya haré lo que quiera.

Tengo que cambiar: el/la de la bata blanca me interesa: me pueden ayudar en mi objetivo. Tengo que poder contar con él, tengo que implicarlo en mi proyecto.

El cambio pasa por ver en él, más allá del que está sentado al otro lado de la mesa, a alguien que, si le convenzo, se pasará a este lado de la misma mesa para ser alguien que me acompaña. Él me lo puede poner más o menos fácil, pero el primer paso debe ser mío:

  • Compartiendo con él lo que supone mi enfermedad en mi día a día.
  • Intentando aportarle los datos e información que necesita para poner en juego con eficacia sus recursos profesionales conmigo.
  • Siendo sincero, preguntando lo que no sé.
  • Sabiendo que él tiene un papel propio, y distinto del mío, en mi tratamiento y que entre ambos podemos encontrar soluciones efectivas.
  • Tomando una actitud participativa en el tratamiento: no voy a “pasar el examen” o a “aguantar el chaparrón”; intento ir a colaborar.

Yo he tenido mucha suerte: mi enfermera se implicó en mi enfermedad antes de que yo mismo lo hiciera, supo transmitírmelo de manera cercana y segura, y me convenció de que era algo importante. Miró y vio por mí, lo que yo no era capaz de ver. Lo hizo  comunicándose conmigo sin reñirme, sonriendo, preguntando y escuchando, proponiendo, no imponiendo, esperando, compartiendo herramientas y soluciones.

Y me convenció a participar en el programa de Paciente Activo. Si tú no has tenido tanta suerte con tus profesionales sanitarios, recuerda que el primer paso debe ser tuyo. Lo normal es que recibas una buena respuesta y comenzar a transformar la mesa de la consulta en una superficie donde compartir y hacer crecer nuestra decisión de controlar la enfermedad.

Y si tienes dudas, miedos o problemas para lanzarte a comunicarte de otra manera con quienes colaboran en tu salud, no te preocupes: en los Talleres de Paciente Activo te ayudamos a hacerlo.

Hoy no lo he hecho bien

   Ánjel Irastorza

El día de ayer resulto un poco complicado. No lo hice bien y a media tarde mis niveles de azúcar debieron de entrar en números rojos.  Nada grave, solo un pequeño bache, pero que vuelve a ponerme  en guardia de la importancia  de la programación de las actividades diarias y el  cumplimiento con lo previsto. La realidad de la diabetes te vuelve a recordar que eres una  persona con algunas necesidades particulares, entre ellas, evitar los periodos largos de ayuno.

El programa para ayer por la mañana no era el habitual. Cita para una reunión que llevaba muchos meses esperando, había que madrugar un poco más, desayunar media hora antes y caminar dos kilómetros hasta el lugar de encuentro para desplazarse. Otra hora de viaje, una intensa reunión de cinco horas y media y otra vez todo el viaje de vuelta. Esta vez la caminata es bajo un radiante sol que ya pega en plan veraniego. Y entre medio, un café sin azúcar,  medio plátano que llegó demasiado tarde y ni un vaso de agua.

Total que para cuando volví a casa y me puse frente al plato de comida eran las cuatro de la tarde, habían pasado ocho horas y media de ajetreo sin más aporte que el trocito de plátano en tiempo de descuento. El caos ya asomaba, cansancio, sensación de mareo.  Y para completar el despropósito, ración indebida para matar un hambre feroz. Hacerlo peor no es fácil.

El problema resultó que por la tarde había más agenda, había compromiso con un grupo de personas a las que  acompaño en sesiones de Qi Gong, una técnica muy interesante para trabajar el cuerpo con la respiración y el movimiento suave.  Y como desconvocar aquello no quedaría bien, ¿Qué hacer?

Aproveché los cincuenta minutos que tenía de margen para descansar todo lo que pude. Pero cuando ya  has entrado en la zona naranja de la hipoglucemia es como si has pillado la borrachera, no tienes más remedio que pasar la resaca. La sensación de cansancio, la flojera, el malestar, necesita su proceso y tiempo de recuperación.

Así pues me presente ante mis compañeros en un estado poco idóneo para desarrollar una sesión y menos para dirigirla. Lo primero que hice fue contarles mi situación y advertirles de que quizá no fuese capaz de terminarla. La respuesta fue unánime: tú, lo que necesites. Fue reconfortante encontrar comprensión y aceptación.

Y de esta manera comencé a realizar una sesión acorde a la mi necesidad en ese momento, más suave que la habitual, más intuitiva, dejándome guiar por lo que mi cuerpo pedía a cada paso.  Y así resultó  una estupenda sesión de recuperación de mi estado tanto corporal como mental. Y el grupo fue un acompañamiento fantástico en el proceso.

Terminó el día y nos fuimos a descansar. Hoy al despertar lo primero que he hecho ha sido consultar mi móvil y he visto  que tenía la batería al 87% de carga. Y me he dicho, ya somos dos, yo también estoy al 87%. Pero hoy lo hago bien y mañana ya será al 100%.

 

Sin título

Esquivando Hidratos de carbono

 

Juan Carlos Mendizabal

(O COMER FUERA DE CASA EN VERANO)

Ya estamos metidos en Junio y se nota en todo. Como a muchos el trabajo me obliga a comer cinco días a la semana fuera de casa. Unos días toca taper, otros improviso algo ligero y más o menos saludable en el office del despacho y, la mayor parte de días como fuera. Ya sabéis, el socorrido menú del día. Se me olvidaba: soy diabético.

En mi caso el tema principal es esquivar la ingente cantidad de hidratos de carbono que esperan agazapados a que me descuide y para los que parece que tengo un imán.

Es verdad que en verano el tiempo invita y ayuda haciendo que la ensalada, unos espárragos o una sopa o crema fría me lleguen a parecer una estupenda y refrescante entrada. Primer obstáculo superado… salvo que me ofrezcan ensaladilla, ¡que está tan rica y refrescante!

El problema serio viene con los segundos y sus acompañamientos: al apetecible escalope (que ya va con un rebozo rico en carbohidratos) le acompaña algo que casi siempre suelen ser hidratos: patatas en forma variada, arroz, pasta; y, rara vez, unas verduritas salteadas o a la plancha. Uno a esto el pan (cuyo primer trozo e incluso un segundo suele caer ya antes de elegir) y veo cómo se han disparado los hidratos de mi comida casi sin sentir.

El postre suelo resolverlo con fruta (ahora que apetece más y hay variedad), queso o yogur; que siempre es lo último que “canta” el camarero después de lanzar al vuelo los flanes, los brownies, los coulants, el helado y otros deliciosos venenos.

Lo cierto es que de unos años a esta parte creo que se me ha hecho algo más fácil comer fuera de casa cuando tengo que cuidar la dieta o, simplemente, quiero mantener esos hábitos saludables que tanto me han costado implantar y mantener en mi día a día.

Creo que es así debido tanto a los propios restaurantes, que intentan ofrecer cosas más saludables en sus cartas y menús; como a lo que he aprendido sobre comer saludable (que no es estar a dieta) para convivir adecuadamente con la diabetes.

He aprendido a organizar un menú bastante saludable con los tres primeros y los tres segundos del menú del día de casi cualquier restaurante (incluidos los chinos) a base de unos pocos trucos: vigilar mi tendencia a echar mano al cestillo del pan sin contar cuantas rebanadas llevo, eliminar o reducir el acompañamiento rico en hidratos (¿me cambias las patatas por unos pimientitos?), pedir dos primeros, reducir el menú a plato único el día que me voy a dedicar a los hidratos (pasta, arroces, legumbres) o cambiar el postre por un café.

En los talleres de Paciente Activo aprendemos a eso, a comer saludablemente según el estado de cada uno desarrollando pequeñas (o enormes) destrezas que nos ayudan a comer como hemos decidido que es importante comer para cada uno.

Y en caso de duda, ¡cuantas veces cierro los ojos y visualizo ese plato saludable del que tanto hemos hablado!

¡Buen provecho!

plato

“VENCE A LA DIABETES”

Vence a la diabetes es el lema que nos propone la OMS, que celebra  el martes día 7,  el Día Mundial de la Salud.

El Consejero de Salud de nuestra Comunidad, Jon Darpón, nos recordaba recientemente la importancia de desarrollar hábitos de vida saludables que pueden prevenir hasta en un 90%,  la aparición de enfermedades como la diabetes mellitus tipo 2.

La vida sedentaria y los malos hábitos alimenticios son factores desencadenantes de esta  enfermedad crónica y otras asociadas, lo hemos comentado aquí en numerosas ocasiones. Las encuestas muestran que más del 10% de las personas mayores de 18 años de nuestra Comunidad están afectadas por la enfermedad y que prácticamente una tercera parte de la población son inactivos, es decir no desarrollan una actividad física mínima recomendada.

El Departamento Vasco de Salud recaba la participación de otros agentes como Educación, Universidades y Ayuntamientos, en una misión   de largo alcance que involucre a más y más población en torno a un objetivo como el que la OMS nos propone recordar hoy.

Para el próximo mes de mayo  se prepara el 1er Encuentro de la Red de Escuelas de Salud para la Ciudadanía, en Donostia-San Sebastián. Allí se planteará entre otras cosas, la necesidad de la alfabetización sanitaria de la población. Yo no tengo ninguna duda sobre su necesidad y de su rentabilidad social y económica.

Creo que muchos coincidiremos en que es tiempo de abordar un reto ambicioso que debe comprometer al conjunto de la sociedad, es decir a ti y a mí, en un proyecto de País en torno a la salud que vaya más allá de nuestra generación. Con horizontes a corto, medio y largo plazo, que apueste por una mejora de nuestros hábitos de vida haciéndolos más saludables, tanto en el entorno doméstico como en el laboral y el social, que vayan generando una transformación social que alumbre una nueva realidad socio económica, la de “Euskadi, Territorio Saludable”.

Quizá de esta manera, algún día no sea tan  necesario celebrar “días D”  recordatorios  de esta u otra enfermedad, y el Programa Paciente Activo y sus participantes hayan sido una palanca relevante para el cambio que esta sociedad necesita.

 

Ánjel

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