PANDEMIA ETA OSASUN MENTALA/ PANDEMIA Y SALUD MENTAL

Hainbat espezialistak uste dute pandemiak 6 ondorio psikologiko eragiten dituela:

1.-  Ziurgabetasuna eta antsietatea: zer gertatuko den ez jakitea

2.-  Galerei aurre egitean dolua ez egitea

3.-  Kutsatzeko beldurra

4.-  Bueltatzeko beldurra: “Etxolaren sindromea”

5.-  Akidura mentala

6.-  Bakardade kronikoa

Paziente Biziak “Nire ongizate emozionala zaintzen” izenburuko tailerra jarri du martxan. Autozainketak, besteak beste, gure aldaketa emozionalak kudeatzen ikastea esan nahi du, eta tailer honetan, tresna batzuk ezagutu eta aplikatuko dituzu, zure emozioak behar bezala ezagutu eta kudeatzeko, eta horrela, haiekin ahal bezain ondo bizi ahal izateko.

Tras la pandemia estamos escuchando que el aumento de problemas de salud mental está siendo muy importante.

La ansiedad, el miedo e incluso las ganas de no volver a salir de casa son algunos de los efectos psicológicos que los expertos de salud mental apuntan como consecuencia de la pandemia.

Este hecho ha dado lugar a una creciente preocupación por el cuidado de la salud mental. Pero saber identificar esos efectos es el primer paso para control y combate.

EFECTOS PSICOLÓGICOS DE LA PANDEMIA Y CÓMO ENCARARLOS

Algunos especialistas comparten que son 6 los efectos psicológicos provocados por la pandemia:

1.- Incertidumbre y ansiedad: el no saber qué pasará.

Una de las características más evidentes de esta pandemia es la incertidumbre: no tener respuesta clara de cómo se produce, no conocer la fecha límite para el fin de la pandemia, todo ello crea un estado de ansiedad e incluso de pánico.

Los expertos recomiendan actividades como leer un libro, salir a correr o pasear e incluso escuchar música.

Es importante buscar ayuda en caso de necesidad y para ello están los especialistas.

2.- Falta de duelo para enfrentar las pérdidas.

El duelo es una tarea psicológica para la pérdida de una persona querida. Llorar, expresar los sentimientos y repensar son necesarios para afrontar esa pérdida o ausencia y si para ello necesitamos de un experto debemos acudir a él.

3.- Miedo al contagio.

El recuperar la vida más o menos cotidiana y no estar seguro de si en todos los lugares o si todas las personas siguen los protocolos adecuados para no ser contagiado, ha ocasionado en algunas personas un cierto miedo e incluso una fobia a la cercanía.

Para recuperar la confianza y no desembocar en el rechazo a los demás, debemos hablar e informarnos de cómo regresar de nuevo a la rutina.

4.- Miedo al regreso: “El síndrome de la cabaña”.

Algunas personas, especialmente puede suceder en niños y adolescentes, desarrollaron un nivel de confort en sus hogares que es amenazado por la vuelta a la normalidad. Es lo que se denomina el “síndrome de la cabaña”.

Compartir este sentir con las personas de confianza ayuda a superar este miedo, así como el empezar a realizar actividades que socialicen y no causen ese miedo.

5.- Agotamiento mental.

El hecho de haber vivido una mezcla de la vida personal y laboral puede haber creado en algunas personas un cierto agotamiento mental, que puede dar lugar a patologías depresivas o ansiedad.

Los hobbies y la actividad física pueden ayudarnos a combatir ese agotamiento y disminuir el estrés.

6.- Soledad crónica.

El confinamiento ha afectado en mayor grado a aquellas personas que eran más tendentes a socializar. Ha habido personas que han llegado a experimentar una soledad crónica, sintiéndose separadas de los demás y solas.

Para combatir esta sensación la comunicación familiar y entre amigos es fundamental. Y sobre todo superar esos días grises en los que todo parece negativo.

La educación emocional es lo mejor manera de enfrentar estos y otros efectos de la pandemia y Paziente Bizia-Paciente Activo ha puesto en marcha un taller que se llama “Cuidando mi bienestar emocional”.

El autocuidado implica entre otras cosas aprender a gestionar nuestros cambios emocionales y en este taller conocerás y pondrás en práctica una serie de herramientas, que van ayudarte a conocer y gestionar de forma adecuada tus emociones, para poder convivir de la mejor manera posible con ellas.

Si te animas a participar, puedes completar el formulario de solicitud en el siguiente enlace:

https://inkestagune.osakidetza.eus/index.php/373888?lang=es

                                                                                                                                Jose Cepero

OSASUN FISIKOA ETA OSASUN MENTALA/SALUD FÍSICA Y SALUD MENTAL

Pandemia horren gorabeherak jasan ondoren, gure inguruan arazo mentalen gorakada handia nabari da. Ziur asko, gaixotasun kronikoren bat daukagunok arazo horietako batzuk izateko joera handiagoa izango dugu, eta, horregatik, ikastaroa hasten dugun honetan, adi egon behar dugu gure osasun fisikoari, mentalari eta emozionalari.

Ondo ikusi eta sentitzea gure buruaren mende dago neurri handi batean; zure gorputzean gertatzen diren aldaketa iraunkorrak, askotan, zure buruan gertatzen diren aldaketen adierazpena izaten dira.

 Adimena aldatu egiten da gure gorputzean: ariketa edo mugimenduren bat irudikatzeak garuneko patroi berak aktibatzen ditu, benetan egiten denean pizten direnak, eta hobekuntza fisikoak ere eragiten ditu. Meditazioa praktikatzeak garuna aldatzen du fisikoki, eta Buruak gure ekintzak aldatzen ditu, gure bizitzan aldaketa positibo bat hasten dugun (edo ez) eta, azken batean, lortu nahi ditugun helburuak lor ditzakegun erabakitzeko ahalmena du.

Después de soportar las distintas vicisitudes de esta pandemia, se está notando un serio incremento de problemas mentales en nuestro entorno. Seguramente los que padecemos alguna enfermedad crónica podemos ser algo más propensos a sufrir algunos de esos problemas y es por ello que ahora recién comenzado el curso debemos estar atentos a nuestra salud física y también mental y emocional.

La salud mental y la salud física tienen una relación bidireccional y compleja. La Organización Mundial de la Salud define la salud, como un estado de bienestar físico, mental, y social y no simplemente la ausencia de enfermedad o debilidad. La salud no existe sin la salud mental.

EL MIEDO

Nos hemos encontrado desvalidos, carentes de suficientes certezas científicas en que apoyarnos para comprender las causas de la crisis, su posible evolución y el mejor modo de hacerle frente. En esta situación de alarma sobrevenida parece que son las voces extremas las que más gritan, y la mayoría social, casi totalmente silenciosa, permanece más desmovilizada que antes y con más miedo que nunca.

El profesor Francisco Mora, catedrático de neurociencia en la Complutense de Madrid define así el miedo: “Emoción innata que ocurre en el mundo animal y se expresa máximamente en los mamíferos incluido en hombre. Está producido por un peligro o una amenaza a la supervivencia, real o evocado por su recuerdo. En el ser humano esta emoción, gracias a los intrincados mecanismos que generan la conciencia, se eleva a sentimiento desagradable que, dependiendo de su intensidad, puede llegar a ser de terror, pánico y hasta paralizante.”

Decía Tito Livio que el miedo está siempre dispuesto a ver las cosas peor de lo que son. El miedo puede ser controlado o vencido en la mayoría de las ocasiones sino en todas.

A este propósito suele atribuirse a Albert Einstein la comparación de la mente con un paracaídas que solo funciona si se abre. Por tanto, las buenas ideas producidas en la mente de un cerebro humano son las que provocan e incitan a inventar nuevas ideas. En esto consiste la fuerza de alguna de ellas, y la debilidad de otras consiste en que inmovilizan en vez de movilizar.

NUESTRA TAREA: MOVILIZAR NUESTRA MENTE Y NUESTRO CUERPO

Vernos y sentirnos bien depende en gran parte de nuestra mente.

Lo reconozcamos o no, nuestros pensamientos, percepciones, creencias y emociones pueden hacer la diferencia entre mejorar nuestro cuerpo y gozar de salud y bienestar, o no.

Esta es la cosa: las mejoras en tu cuerpo sin mejoras en tu mente casi siempre llevan a resultados de corto plazo que no mantienes. En cambio, las mejoras en tu mente llevan a mejoras en tu cuerpo que perduran.

Visto de otra manera: los cambios duraderos en tu cuerpo muchas veces son una manifestación de cambios en tu mente.

Nuestra mente siempre está y estará con nosotros, ¿por qué no prestarle más atención? Al igual que al cuerpo, la podemos entrenar. Veamos cómo.

LA CONEXIÓN ENTRE MENTE Y CUERPO

Nuestros pensamientos y emociones influyen, para bien o para mal, en nuestro cuerpo y salud. Esto ocurre de dos maneras: de una manera directa y una indirecta. Directa: nuestra mente modifica físicamente a nuestro cuerpo. Indirecta: nuestra mente modifica nuestras acciones que a su vez modifican a nuestro cuerpo.

La mente cambia nuestro cuerpo

En el siglo XVII Descartes separó a la mente del cuerpo: la mente es intangible, no física, mientras que el cuerpo es físicamente palpable. Esta distinción sentó las bases para que la medicina tomara al cuerpo como su objeto de estudio, dejando a la mente a un lado. Pero la distinción entre mente y cuerpo es limitada.

Todo lo que surge en nuestra mente –pensamientos, creencias, percepciones y emociones– cambia físicamente a nuestro cuerpo.

Por ejemplo: Podemos disminuir señales físicas de estrés con nuestros pensamientos: recordar experiencias felices o positivas de tu vida ayuda a responder mejor ante eventos estresantes, específicamente al disminuir la secreción de la hormona del estrés, el cortisol.

Imaginar hacer algún ejercicio o movimiento activa los mismos patrones cerebrales que se encienden cuando realmente se hace, e incluso lleva a mejoras físicas. Un estudio observó que en personas que no hacían ejercicio, imaginar hacer ejercicios de bíceps incrementó la fuerza del bíceps en un 12-37% sin ningún tipo de entrenamiento.

Practicar meditación cambia físicamente al cerebro: incrementa la actividad basal de áreas cerebrales asociadas con emociones positivas y reduce el volumen de otras áreas cerebrales (la amígdala derecha basolateral) que se relacionan con menos estrés. También “enciende” genes relacionados con alentar el envejecimiento.

En otras palabras, la mente no está separada del cuerpo, sino que está enredada en él.

La mente cambia nuestras acciones

Nuestra mente influye en si empezamos (o no) un cambio positivo en nuestras vidas (ya sea hacer ejercicio, comer más verduras o dormir mejor), en qué tanto nos esforzamos y persistimos y, a fin de cuentas, en si podemos lograr las metas que nos hemos propuesto.

                                                                                                                                Jose Cepero

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