Aurreko astean, Izaskun errukiari buruz aritu zitzaigun, eta batzuetan enpatia terminoarekin nahasteko joera dagoela esan zigun. Enpatiari esker, bestea ulertu eta harekin identifikatzen gara, eta laguntza, babesa eta kontsolamendua eman ditzakegu. Baina lotura afektibo horrek orekatua izan behar du.
Ekpatiaz hitz egingo dut, hain zuzen ere, 2005ean José Luis González de Rivera Psikiatriako katedradunak sortutako terminoaz. Ekpatia enpatiaren kontzeptu osagarria da: kutsatze emozionala eta eragindako sentimenduak behar bezala maneiatzeko aukera ematen du; besteekin enpatia eduki genezake, baina ez dugu inoiz geure burua galdu behar prozesu horretan.
J.C. Bermejoren arabera, enpatia da “bestearen lekuan jartzea”; ekpatia, aldiz, “norberaren lekuan jartzea”. Biak ala biak dira beharrezkoak.
La semana pasada Izaskun nos hablaba del significado emocional de la compasión, y nos decía que en ocasiones se tiende a confundir con el término empatía.
Definía la empatía como esa capacidad de entender las emociones, las sensaciones del otro, su mundo interior como si fuera el nuestro, intentando además transmitir al otro que le comprendemos.
Gracias a la empatía comprendemos al otro y nos identificamos con él, pudiendo facilitar ayuda, apoyo y consuelo. Pero esa conexión afectiva debería ser equilibrada. Puede ocurrir que ponernos en el lugar del otro en algunas situaciones pueda hacernos daño, sobre todo si nos quedamos “anclados en su lugar”.
Lo ideal sería encontrar un justo equilibrio, pudiendo ponernos en el lugar del otro sin olvidarnos de nosotros mismos. Por lo tanto, es importante que no confundamos ponernos en el lugar del otro, con instalarnos en el lugar del otro, o quedarnos atrapados en el otro.
Hablaré de la ecpatía, término introducido en 2005 por el catedrático en Psiquiatría José Luis González de Rivera. Ecpatía es un concepto complementario de la empatía, permite un apropiado manejo del contagio emocional y de los sentimientos inducidos. Este término que toma del griego ek-patheia, significa literalmente “sentir fuera”, definiéndolo como el “proceso mental de exclusión activa de los sentimientos inducidos por otros”.
La ecpatía no significa indiferencia, permite una adecuada gestión del contagio emocional, permitiendo protegernos de las consecuencias provocadas por la “fatiga por compasión”, algo que aparece cuando nos concentramos únicamente en las emociones del otro sin tomar en cuenta las nuestras. Nos protege impidiendo que nos manejen o arrastren las emociones ajenas, equilibrando la balanza para una protección emocional y psicológica de uno mismo. Nos recuerda que podemos empatizar con los demás, pero nunca debemos perdernos a nosotros mismos en el proceso.
Si pensamos en algunas circunstancias muy extremas en las que nos dejamos inundar por los sentimientos y emociones que generan, muy probablemente acabemos bloqueados sin poder hacer nada.
Ante cualquier situación y circunstancia, adquiramos el compromiso de protegernos para alcanzar un justo equilibrio y sigamos ofreciendo apoyo y ayuda, no generando un problema mucho mayor.
En palabras de J.C. Bermejo, mientras que la empatía comporta metafóricamente hablando “ponerse en el lugar del otro”, ecpatía comportaría “ponerse en el propio lugar”, y bien es sabido que ambas cosas son necesarias.
Lourdes Ochoa de Retana