Gaurkoan hipokondria digilatari buruz hitz egiten jarraituko dut.
Zer da hipokondria digitala?
Hipokondria digitala edo ziberkondria duela gutxi agertu den hitza da, eta, jokabide-estilo bat izendatzeko balio du. Oso kaltegarria izan daiteke esperimentatzen duten pertsonentzat eta baita osasun-komunitatearentzat ere. Desorden mental horren ondorioz, pertsonak gaixotasun bat edo gehiago dituela uste du, ebidentzia oso ahuletan, anbiguoetan edo erabat irudikatuetan oinarrituta.
Pertsona askori burugabea iruditzen zaie norbait parkinsonaren gaixotasuna duela pentsatzeko gai izatea, eskuan hiru aldiz eusten dion edalontzi bateko ura isuri duelako.
Sareak informazio kopuru ia amaigabea du, askotan, interpretatzeko ez da erraza izaten eta horrez gain, ziurgabetasun egoeretan ondorio kezkagarrienak dituzten aukerak ditugula pentsatzen dugu.
Hipokondria digitalaren ondorio negatiboak
Sintomaren bat dugunean, gaixotasun bat bilatzeko internetera jotzeak, ondorio negatiboak ditu. Antsietate krisi larriak sor ditzazke, beste kasu batzuetan, pertsonak zalantza egin dezake medikuek emandako diagnostikoan, osasun-sistemako profesionalek emandako diagnostikoari sinesgarritasunik ez ematen eta norberaren kontura edo terapia alternatiboak deiturikoen bidez sendatzeko ekimenak abiaraztea.
Zer egin?
Hipokondria digitalaren antzeko zerbaitetara eramango gaituen portaera-dinamika batean ez erortzeko, hurrengo jarraibideak ditugu:
Mediku-webguneetako interneteko orrien kalitatea ziurtatzen duten adierazleak bilatzea.
Argi izan behar dugu medikuntzan prestakuntza egokirik gabe ezin ditugula ondorioak atera izan ditzakegun gaixotasunei buruz.
Azkenik, zentzumenen fidagarriena sen ona da, eta honek esaten digu azken buruan gure medikua dela hobekien ezagutzen gaituena eta osasun-zalantza baten aurrean hobekien aholkatuko gaituena.
Hoy os hablaré un poco más sobre la hipocondría digital.
¿En qué consiste la hipocondría digital?
La hipocondría digital o cibercondría, es una palabra de reciente aparición que, a pesar de no aparecer en los manuales diagnósticos, sirve para designar un estilo de comportamiento que resulta muy perjudicial tanto para las personas que la experimentan como para la comunidad sanitaria. Alude a los conceptos de lo cibernético y la hipocondría, que es un desorden mental por el que la persona cree de manera infundada que tiene una o más enfermedades basándose en evidencias muy débiles, ambiguas o totalmente imaginarias.
A muchas personas les parece descabellado que alguien sea capaz de pensar que tiene la enfermedad del Parkinson por haber derramado el agua de un vaso que sostiene en la mano en tres ocasiones, pero puede parecer menos estrambótico si introducimos en esta ecuación el factor Internet.
La red tiene una cantidad de información prácticamente infinita que no siempre es fácil de interpretar y que en muchos casos es errónea, y además pone todo esto al alcance de unos pocos clicks. Si a esto le sumamos el hecho de que en situaciones de incertidumbre las opciones con consecuencias más alarmantes tienen todos los números de captar más la atención que el resto de posibles interpretaciones y que los seres humanos tenemos una capacidad inusitada para sentirnos identificados con descripciones ambiguas, las posibilidades de entrar en pánico aumentan.
Los efectos negativos de la hipocondría digital
El hecho de recurrir a los buscadores de internet ante el más mínimo síntoma sospechoso de enmascarar una enfermedad tiene una serie de consecuencias negativas que se explican por sí mismas:
Puede llegarse a vivir crisis de ansiedad muy severas debido a la creencia de que se tiene una enfermedad grave.
Puede constituir un hábito muy peligroso si aprendemos que la incertidumbre acerca de posibles problemas de salud puede disiparse con unos cuantos clicks con el mouse.
En algunos casos, la persona puede dudar entre el diagnóstico personalizado dado por los médicos y las conclusiones extraídas del proceso de «autodiagnóstico». Puede llegar a darse el caso de que no se le de credibilidad al diagnóstico dado por profesionales acreditados del sistema de salud y se emprendan iniciativas de curación por cuenta propia o mediante las llamadas terapias alternativas, lo cual tiene consecuencias muy serias para la propia integridad física.
¿Qué hacer?
Para no caer en una dinámica de comportamientos que nos arrastre hacia algo parecido a la hipocondría digital, es bueno plantearse dos cosas:
Buscar indicadores que certifiquen la calidad de las páginas de internet de las webs médicas.
En cualquier caso, tener claro que sin una formación adecuada en medicina no podemos precipitar conclusiones acerca de enfermedades que podamos tener. Merece la pena analizar, en la medida de lo posible, si nuestros motivos para preocuparnos por una serie de síntomas están fundamentados racionalmente.
Existe una fina línea que separa la posibilidad de acudir a Internet en busca de información sanitaria y la de utilizar los buscadores para autodiagnosticarse enfermedades.
Es por eso que merece la pena tener en cuenta que, aunque parezca mentira, algo que a la luz de ciertos datos tenga todos los números de ser un trastorno o un problema serio de salud no solo no tenga por qué serlo, sino que en muchísimas ocasiones no lo es (y aún es menos probable que, además, el autodiagnóstico coincida con el diagnóstico de un experto).
Por último, el más fiable de los sentidos es el sentido común y éste nos dice que en última instancia es nuestro médico el que mejor nos conoce y el que mejor nos aconsejará ante una duda de salud.
Jose Cepero