Día mundial de la prevención de las úlceras por presión (UPP).
Hoy se celebra la cuarta edición, en diferentes países del mundo, de una nueva jornada formal y firme para exigir el establecimiento de medidas eficaces de prevención de las úlceras por presión. Como un Derecho Universal, en todos los escenarios y para todos, de acuerdo con la Declaración de Rio de Janeiro sobre la prevención de las úlceras por presión como derecho universal.
Pero, ¿que son las ulceras por presión?
Las úlceras por presión, también conocidas como úlceras de decúbito, representan un importante problema de salud con graves consecuencias para el paciente. En ocasiones dolorosas y pudiendo llegar a ser incapacitantes, repercuten en su calidad de vida; también, con consecuencias para el cuidador, el profesional sanitario y para todo el sistema sanitario en general por el gasto importante que conlleva.
Son lesiones que pueden aparecen en cualquier zona del cuerpo, asociadas a una presión continua sobre una superficie de apoyo dura, como por ejemplo el colchón de una cama o un dispositivo sanitario.
Se produce una disminución del riego sanguíneo y como resultado una hipoxia tisular (falta de oxígeno). Aparece una degeneración rápida de los tejidos, que puede ser desde un enrojecimiento hasta rotura de la piel, pudiendo llegar a úlceras profundas afectando a musculo e incluso hueso.
A menudo se piensa que se trata de un problema propio de las personas ancianas, pero cualquier persona expuesta a una presión prolongada tiene riesgo de padecer una ulcera por presión. Por ejemplo, una persona con una escayola muy justa y apretada, una persona con un dispositivo de hospital continuo como una sonda de alimentación, una persona que ha tenido un accidente y debe usar una silla de ruedas, personas encamadas con poca o ninguna movilización, etc.
Las heridas, en general, afectan a más de 400 millones de personas en el mundo y de estas, se estima que como mínimo unos 20 millones padecen heridas crónicas. Las úlceras por presión están dentro de este grupo, las denominadas heridas crónicas.
Existe un amplio grado de consenso entre asociaciones científicas, que consideran que la prevención constituye el método más eficiente y eficaz de abordar el problema de las ulceras por presión.
La prevención es el mejor tratamiento, y los cuidadores de estas personas deberían ser los principales receptores de toda la información al respecto. Son ellos los que más tiempo van a estar con las personas que necesitan los cuidados y el personal de enfermería debería encargarse de facilitar dicha información.
Los cuidados a seguir son:
Cambios posturales de la persona encamada o en silla. Como se menciona anteriormente, la inmovilización que supone estar mucho tiempo en la misma postura, apoyándose en la misma parte del cuerpo, puede ocasionar primero enrojecimiento, para pasar posteriormente a pérdida de continuidad de la piel y pudiendo llegar a aparecer una úlcera.
Siempre que el paciente tenga movilidad, se le incentivará para que participe en estos cambios posturales.
Movilización del paciente: programada, pasiva o activa.
Si la persona se puede mover, es conveniente recordarle y animarle a ejercer movilizaciones voluntarias. En caso de que el paciente no pueda, se realizaran movilizaciones pasivas, sobre todo de las extremidades.
La movilización pasiva o activa es una parte importante, de la conservación de la agilidad de las articulaciones y el tono muscular. Las movilizaciones son movimientos de éstas, sobre una misma superficie, realizando cambios de posición o de situación.
Vigilar y cuidar el estado de la piel. Es recomendable observar el estado de la piel a diario, coincidiendo con el aseo, los cambios posturales y las movilizaciones.
Mantener la piel hidratada: la piel debe estar seca y limpia, su aseo lo realizaremos con agua tibia, jabón neutro y no frotaremos la piel al secar.
Es recomendable que las sábanas sean de algodón y se procurará que no tengan arrugas. Recordamos la importancia de no arrastrar al paciente, ya que al arrastrarle se pueden producir dichas úlceras. (El arrastramiento y las arrugas pueden producir un tipo de úlcera parecida a las ampollas producidas por las arrugas de un calcetín).
Dispositivos que alivien la presión. Se recomienda la utilización de almohadas y aparatos protectores: cojines viscóelasticos, colchones de aire, espumas especiales, etc.
No son recomendables los flotadores con forma de rosco de plástico, que antiguamente se recomendaban.
Alimentación adecuada. Siempre que el paciente pueda, se fomentará la toma de líquidos (agua, infusiones, zumos, batidos…).
Se administrará una dieta equilibrada y adecuada en función de la patología de la persona.
Además de todo lo indicado, es importante poder consultar al profesional sanitario más cercano. Normalmente el personal de enfermería es el experto en la prevención y tratamiento de las úlceras por presión y ante cualquier duda, es recomendable acudir y consultarlo con un profesional sanitario.
Itxaso Arévalo
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