Ziur nago gutako askok gure bizitzako uneren batean galdera hau egin dugula eta hautabide hau sortu zaigula: lortuko ez dudala uste dudan hori egitea erabakitzen badut, ahalegin pertsonal handia egingo dut, eta gero konpentsatuko nau niretzat ezinezkoa zirudiena lortzeak, edo azkenean lortzen ez badut, nire lasaitasun eta erosotasun egoeran jarraituko dut, ahalegin hori egin gabe. Hirugarren aukera saiatzen banaiz ez dudala ezer galtzen pentsatzea da.
Duela zazpi urte Berlineko maratoi erdi bat korrika egiteko aukera sortu zitzaidan, nire nahia Berlinen korrika egitera zijoazen pertsonei laguntzea zen, baina pertsona batek nik ere 21 km-ak egin nitzazkeela esan zidan.
Prestaketak iraun zituen sei hilabeteak oso gogorak izan zitzaizkidan, une batean baino gehiagotan lagatzea ere pentsatu nuen. Denboraldi horretan eretzeari utzi nuen eta entrenatzen nengoen tarteak, niretzako une pertsonalak izateko aukeratu nituen.
Iritsi zen eguna, urduritasuna, emozioa… sentsazio desberdin asko nituen baina Berlineko lasterketaz gozatu nuen; bere pertsonez, bere paisaiaz… azkenean nire nahia lortu nuen.
Zerbait nahi izanez gero, lortu daiteke. Nik lortu banuen, zuk zergatik ez?
Azken helburua lortzen ez baduzu ere, maila bakoitzak ikaskuntza eta beste urrats bat dakar. Helburua lortu ez arren, pauso txiki guztiak oso garrantzitsuak dira.
Seguro que muchos de nosotros en algún momento de nuestra vida nos hemos hecho esta pregunta y se nos ha creado esta disyuntiva: si decido hacer eso que pienso que no lograré me va a suponer un gran esfuerzo personal que probablemente luego me compense por la satisfacción de conseguir lo que parecía imposible para mí o si finalmente no lo hago, seguiré acomodado en mi posición de tranquilidad y confort sin que tire de mí ese esfuerzo, dando más relevancia a la tranquilidad aunque también existe una tercera opción que consiste en que piense que la meta es imposible pero por intentarlo no pasa nada y posiblemente algo logre con ello.
Pues bueno, a mí me llego esa pregunta hace algo así como siete años, cuando una persona cercana a mí me plantea que irá a correr una media maratón a Berlín, en cuanto escuché la propuesta se me tornó atractiva pues era uno de mis destinos turísticos que tenía en mente y contesté: “Perfecto, yo te acompaño pero para llevarte el agua” y como yo no creía en mí, hubo otra persona que tuvo fé en lo impensable para mí misma y dijo : «No, irás a Berlín y llegarás a la meta de esos 21 kilómetros corriendo”. Tras la sorpresa inicial, me entró la risa nerviosa y contesté que aunque me parecía harto difícil, pues la distancia más larga que había corrido yo en mi vida habían sido unos 100 metros tras un autobús que se me escapaba… dije: Y ¿yo por qué no? .Y tomé el testigo de este reto.
A día de hoy miro para atrás y los seis meses de preparación fueron bastante difíciles, no negaré que en más de una ocasión pensé en tirar la toalla porque unido al esfuerzo del ejercicio físico aproveché para dejar de fumar y convertirme en una persona activa en todos los sentidos… sin embargo, convertí los momentos de entrenamiento en mis momentos personales de autocuidado físico y emocional, frenando y separándome de la rutina diaria que me llevaba sin rumbo fijo y aquí se produjo el cambio personal de pensar que aunque la vida a veces nos lleva a nosotros, en muchos momentos podemos tomar el rumbo y dirigirnos hacia donde nosotros queremos y para nuestro propio beneficio.
En los momentos de flaqueza recuerdo me ayudaba un montón el compromiso adquirido con los compañeros de viaje y carrera, también me acordaba de las personas que ya no estaban conmigo pero que había acompañado yo tantas veces en sus carreras particulares de la vida y sobretodo, el compromiso conmigo misma y una frase que alguien me repetía durante toda mi vida, o mejor dicho durante toda la suya que es: QUERER ES PODER
Pues bien llegó el temido o ansiado día, los nervios a flor de piel, la emoción en cada poro de mi cuerpo y recorrí Berlín de la mejor manera posible, corriendo y disfrutando de su gente animando y viendo paisajes y perspectivas que de otra manera hubiera sido imposible, riendo con mi compañera de carrera y sonriendo y dando gracias a cada aplauso que oíamos a nuestro paso y también recogiendo fuerzas de quien te encuentras en el camino peor que tú, así como ayudando a que siga y consiga su propio objetivo, pues en fin, salvando las distancias, la vida puede consistir en esto: conseguir objetivos propios sin olvidarnos de ayudar y acompañar a otros en su carrera particular con la consabida satisfacción…
Y si yo lo conseguí y como yo mucha más gente, y entonces TU POR QUÉ NO?
¡¡Pero ojo!! El éxito no es solo conseguir lo imposible, sino el intentarlo, porque aunque no logres el objetivo último, cada peldaño supone un aprendizaje y un paso más para un cambio mayor y sobretodo para ser dueño de tu vida y de tu propio autocuidado.
Irene Duo