Cuidar y compartir en equipo

Pocos días antes de esta Semana Santa ha terminado una nueva serie de talleres del programa Paciente Activo. Para mí ha sido la sexta vez de haber pasado por la experiencia, una como paciente y cinco como monitor. Y como cada vez y a pesar de repetir en cada ocasión los mismos conceptos, ejemplos y fórmulas, una experiencia que resulta siempre muy diferente a las anteriores. Porque cada taller es como una nueva versión de un libro, de una obra de teatro, con nuevos actores, es una historia en sí misma que la realizamos entre todos, los talleristas, los monitores, quienes han diseñado los guiones, patrocinado, en definitiva entre todos los que cuidan y nos cuidamos de nuestra salud.

Y después está la magia del aquí y del ahora que a lo largo de las seis o siete sesiones de taller se va produciendo dentro de cada uno de nosotros y que el tiempo dirá hasta donde producirá cambios en nuestros comportamientos favorables para nuestra salud.

Hago hincapié en las palabras “mi, nosotros y nuestros” pues creo que son la clave de casi todo para el éxito del programa Paciente Activo, nuestra enfermedad, nuestro autocuidado, nuestra responsabilidad, nuestra proactividad. Todo empieza en “mi”, como todo en “mi” vida, y como Directores Generales de Nuestra Vida nos corresponde dar el primer paso para ir buscando y poniendo soluciones a “mis” problemas, en estos casos de salud.

Los talleres del programa Paciente Activo pretenden dar información y facilitar el aprendizaje de habilidades en autocuidados y manejo de las enfermedades, tratan de ayudar a los pacientes crónicos a entender mejor su situación y a responsabilizarse de la gestión de su salud.

A pesar de que esto pueda sonar a mensaje tipo “Usted enfermo crónico, aquí tiene un kit de supervivencia y, a partir de ahora haga lo que le toca y moleste poco”, nada más lejano a la realidad. A demás de a sobrevivir, en los talleres se aprende a convivir con los demás y con uno mismo, incluyendo la propia enfermedad que es parte de “mí”. Y para ello resulta ineludible “COMPARTIR”. Nosotros solos no

podemos y para ayudarnos está todo un sistema de atención que nos proporciona asistencia especializada sanitaria.

Pero donde mayormente encontramos esa ayuda es en nuestro entorno familiar y afectivo, compañeras, compañeros, esposos y esposas, hijas, hijos, amigo y amigas o personas profesionalmente dedicadas al cuidado de otras personas.

En nuestro último encuentro nos sorprendimos al descubrir que los participantes, todos pacientes, no conocían la posibilidad existente de que a los talleres acudiesen también personas cuidadoras, y terminamos reflexionando de lo beneficioso que resultaría realizar la experiencia del taller participando junto a esa persona especial que está a nuestro lado COMPARTIENDO nuestro día a día y que junto al sistema sanitario y con uno mismo al frente, constituye el EQUIPO que cuida de mi salud.

Anjel Irastorza

Un comentario

  1. Hay algo que denota lo que recoges en el último párrafo: es clave la captación de participantes, y no sólo entre personas con enfermedades crónicas sino también entre aquellas que las cuidan. En mi taller como paciente la persona más activa era una mujer que cuidaba a su madre diabética!!!

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